CAPITULO 2: “THIS MAY CALL FOR A PROPER INTRODUCCION”
Me levanté temprano al otro día. Eran como las nueve de la mañana. Shane ya no estaba en casa, y me había dejado un cartel en la heladera.
-¿Cómo es que sabe que lo primero que siempre hago es ir a la heladera? – me pregunté en tanto tomaba la nota y la leía.
“Recuerda invitar a tus amigos a cenar. Tal vez yo invite a algunos también. Suerte con el ensayo. Shane.”
-Shane, Shane, Shane… - suspiré – De veras suenas como mi madre. Me da miedo… -
Me serví un café y preparé dos tostadas. Aún se sentía raro estar solo en casa tanto tiempo. Cuando vivía con mi familia siempre éramos al menos cuatro durante el verano; todo el día juntos. La pasábamos de maravilla.
-Diablos, extraño vivir con mis hermanos… -
No podía evitar hablar solo. Era algo que necesitaba para no sentir el espectral silencio de la casa vacía. Simplemente no iba conmigo.
Como no tenía nada que hacer hasta bien entrada la tarde, decidí ir a caminar por la ciudad. Las Vegas era una ciudad bastante bonita. Me gustaba deambular por sus calles. Era el único lugar que aún se sentía como mi hogar. Viví toda mi vida en Las Vegas, y espero hacerlo por siempre. Esta ciudad me da tanta paz.
Para cuando llegué a casa de nuevo, era mediodía. Quizá un poco más tarde. Aún me quedaban unas horas por matar. Como no había mucho para hacer en donde yo vivía decidí ir a visitar a Brent.
-¿Qué hay Brendon? – me preguntó en cuanto abrió la puerta de su casa.
-No mucho. Sólo espero ansioso la llegada del ensayo… - le dije mientras entraba.
-Oh… El ensayo. Había olvidado por completo que era hoy… - dijo Brent.
-Brent, si no te interesa tanto la banda sólo dilo – le dije mirándolo a los ojos.
-¡Sí me interesa! Me estoy esforzando, ¿de acuerdo? Es que mi madre tampoco está muy contenta con que no vaya a la universidad… - se justificó.
-Eso es cierto. Pero no estás solo. ¡Yo no voy y Spencer tampoco! – le recordé.
-Lo sé, pero es extraño para mis padres que Ryan aún siga asistiendo… Dicen que es injusto… - comentó.
-Ryan sigue asistiendo a la universidad por otra razón. – le dije - Y tú lo sabes – continué - ¿Acaso nunca les has dicho a tus padres su situación? –
Brent se quedó mirándome.
Él siempre ha sido un gran amigo. Uno de mis mejores amigos. Pero cuando se trataba de la banda, lo sentía muy distante.
-Sé que no lo haces a propósito. ¡Y tampoco tus padres! – agregué rápidamente sin dejarlo contestar – Pero no puedes esperar que Ryan lo deje todo por la opinión de tus padres… -
-¡Ya lo sé! – dijo él – Ryan es un gran amigo mío. Lo conozco… ¡Pero no soy tan bueno tocando el bajo tampoco! Quiero decir… - pero no dijo nada.
-Es cuestión de práctica, Brent… Todo mejorará, ya verás. Seremos exitosos – le dije intentando animarlo.
-¿Tu crees? – preguntó realmente dubitativo.
-Lo sé – respondí.
El resto del tiempo con Brent decidimos hablar de otra cosa. No nos hacía bien, a ninguno, hablar de esos temas sin que los cuatro estemos presentes. Luego nos fuimos al ensayo, en el sótano de la casa de Ryan.
-¡Al fin llegan! – exclamó Ryan en cuanto nos abrió la puerta.
-Ry, tan sólo llegaron cinco minutos tarde… - dijo la voz de Spencer más atrás dentro de la casa.
-Lo siento chicos. No ha sido un gran día para mí… - se disculpó Ryan.
-¿Qué sucedió? – preguntamos tanto Brent como yo en seguida.
-Mi padre está detenido por manejar bajo la influencia del alcohol… Y para empeorarlo todo, no puedo ir a sacarlo yo porque aún no soy mayor de veintiuno… - dijo Ryan frustrado.
-¿De veras hay que ser mayor de veintiuno? – preguntó Brent.
-Parece que sí – comentó Spencer.
Todos comenzamos a dirigirnos al sótano mientras Ryan continuaba quejándose.
-Y mi tío está viniendo para aquí. Tomó el primer avión en cuanto lo llamé… - dijo Ryan – Aún no comprendo porqué lo llamé a él… Debí haber llamado a mi madre… -
-Tu madre no vendría, Ry… - le dijo Spencer.
-Tienes razón… Pero podría haberlo intentado… Ni siquiera traté… - comentó.
-Deja de martirizarte, Ross…. – le dije sonriendo.
-Tienes razón, Brendon… ¡Oh! – exclamó luego, mientras bajábamos por las escaleras.
-¿Qué sucede ahora? – le pregunté; este chico estaba empezando a asustarme.
-Mira lo que conseguí. Sólo para ti – dijo señalando algo dentro del sótano. Asomé mi cabeza y en cuanto lo vi me quedé boquiabierto.
-No puedo creerlo… - dije sin aliento.
-Lo conseguí en una tienda de artículos usados, muy barato… Pero suena genial y es original… - dijo Ryan con una sonrisa en el rostro.
-Amigo, acabas de alegrarme el día… - le dije aún sin poder respirar apropiadamente.
-El propietario dijo que lo llamaba “Susan”… - dijo riéndose.
-¿Susan? – pregunté sin poder creerlo – Siempre creí que los pianos eran hombres… -
-Urie, estás tan enfermo como el ex propietario de ese piano… - comentó Spencer.
-Gracias, Ryan – le dije y me acerqué a abrazarlo para agradecerle.
-Es lo menos que podía hacer… Un sueño es un sueño… - respondió Ryan.
-Es justo como el que tengo en… Como el que tenía en mi casa – dije mirándolo.
-Salvo que este es de pared – agregó Brent. Él había visto el piano blanco de media cola de mi madre en persona - ¿Qué les parece si comenzamos a tocar? – preguntó luego.
Tocamos por tres o cuatro horas. Practicamos varias veces las mismas canciones e hicimos un par de covers. Spencer me permitió tocar el piano prometiendo que no se reiría; pero en cuanto me oyó se arrepintió de lo que dijo. Y afirmó que nunca hubiese creído que yo podría llegar a tocar de esa manera. Su sinceridad me hizo sonreír, y no me molestó en lo absoluto. El tiempo se me pasaba tan rápido cuando estábamos tocando. Nos reíamos muchísimo juntos y hacíamos buena música. Realmente estaba seguro que esta banda iba a ser un éxito.
-Entonces… - pregunté una vez que Brent pidió que dejáramos de tocar porque ya no sentía los dedos de su mano izquierda. - ¿Cuál será nuestro nombre? – pregunté.
-Aún no tenemos uno… - dijo Ryan pensativo.
-Ya pensaremos en algo, chicos. No se alarmen – dijo Spencer mientras estiraba los brazos – Demonios, van a doler mañana… - comentó.
El resto de nosotros nos reímos ante su comentario.
-¿Cuál era su antiguo nombre? – pregunté con verdadera curiosidad.
-No querrás saberlo… - me dijo Ryan.
-¡Sí quiero! – contesté.
-¡Ya, Ryan, dile! – le insistió Spencer ayudándome.
-De acuerdo. En un principio fuimos Pet Salamander. Pero esa banda murió cuando Brent se unió a nosotros; y antes que tu llegaras nos llamábamos… Qué vergüenza… - dijo pasándose una mano por la cara.
-¡Ya, Ross! ¡Habla! – me impacienté.
-Summerleague Rock… - dijo en un suspiro.
-No está tan mal… - comenté.
-Ni lo sueñes… - me dijo Ryan señalándome con un dedo.
-¿Qué hora es? – preguntó Brent.
-Como las nueve, ¿por qué? – respondió Spencer.
-Debo ir a casa… - comentó tomando su bajo.
-¡Casi lo olvido! – exclamé de pronto, haciendo que todos me miraran inquisitivos – Shane, mi compañero de ¿casa? No importa. Me pidió conocerlos, quería que vengan a cenar hoy… ¿Puedes, verdad, Brent? – pregunté mirándolo.
-No creo… - dijo Brent.
-¡Vamos amigo! Nosotros iremos… - dijo Spencer - ¿Verdad Ryan? –
-Claro… - dijo Ryan sonriendo.
-Ryan, pero tu padre… - comencé.
-Mi tío se hará cargo. Además, si me quedo aquí solo, lo único que haré será pensar en él. Si voy a tu casa me relajaré y pensaré en otras cosas… - contestó.
-De acuerdo… Entonces, ¿Brent? – pregunté nuevamente.
-Lo siento amigo, ¿otro día quizá? – contestó.
-¡Por supuesto! Que no se arme tanto problema por esto… - dije.
-Gracias… - agregó Brent.
Llegamos a casa en seguida, vivía muy cerca de la casa de Ryan. Además fuimos hablando, eso hizo que el camino se haga más corto.
Cuando abrí la puerta, muchas voces podían escucharse desde la cocina.
-Deja de sacarme fotos a mí, yo no soy lindo… – escuché que Shane decía.
-¡Déjate de estupideces, Shane! Si eres precioso... – escuché la voz de una mujer.
-Hola, Shane… - dije al entrar a la cocina, al parecer la persona perteneciente a la otra voz se encontraba detrás de Shane.
-¡Brendon! – exclamó él al verme.
-Ellos son Ryan y Spencer… Falta Brent, no pudo venir… - le dije señalando primero a uno y después al otro.
-Oh, no hay problema… - dijo Shane – ¡Oh! – agregó – Ella es Emily, es la chica de la que te hablé… -
Me quedé mirando a Shane. La chica no salía de detrás de él.
-¡No seas tímida mujer! – le dijo Shane.
Lentamente una muchachita salió de detrás de Shane. Era muy flaquita y bajita. No debía llegarme más allá del pecho. Tenía el pelo de color chocolate, cortado de forma recta a la altura del mentón, salvo en la nuca, donde tenía un mechón largo que llevaba atado en una trenza; un flequillo casi escaso y despeinado le caía sobre la frente. Tenía los ojos verdes más claros que jamás ví. La nariz algo respingada y pequeña. Su boca era un fino trazo sobre su rostro; y tenía algunas pecas aisladas en la zona de las mejillas.
-Hola… - dijo tímidamente saludando con la mano en que tenía su cámara.
-Hola – dijeron Ryan y Spencer.
Yo. Simplemente no pude articular palabra.
-¿Cómo es que sabe que lo primero que siempre hago es ir a la heladera? – me pregunté en tanto tomaba la nota y la leía.
“Recuerda invitar a tus amigos a cenar. Tal vez yo invite a algunos también. Suerte con el ensayo. Shane.”
-Shane, Shane, Shane… - suspiré – De veras suenas como mi madre. Me da miedo… -
Me serví un café y preparé dos tostadas. Aún se sentía raro estar solo en casa tanto tiempo. Cuando vivía con mi familia siempre éramos al menos cuatro durante el verano; todo el día juntos. La pasábamos de maravilla.
-Diablos, extraño vivir con mis hermanos… -
No podía evitar hablar solo. Era algo que necesitaba para no sentir el espectral silencio de la casa vacía. Simplemente no iba conmigo.
Como no tenía nada que hacer hasta bien entrada la tarde, decidí ir a caminar por la ciudad. Las Vegas era una ciudad bastante bonita. Me gustaba deambular por sus calles. Era el único lugar que aún se sentía como mi hogar. Viví toda mi vida en Las Vegas, y espero hacerlo por siempre. Esta ciudad me da tanta paz.
Para cuando llegué a casa de nuevo, era mediodía. Quizá un poco más tarde. Aún me quedaban unas horas por matar. Como no había mucho para hacer en donde yo vivía decidí ir a visitar a Brent.
-¿Qué hay Brendon? – me preguntó en cuanto abrió la puerta de su casa.
-No mucho. Sólo espero ansioso la llegada del ensayo… - le dije mientras entraba.
-Oh… El ensayo. Había olvidado por completo que era hoy… - dijo Brent.
-Brent, si no te interesa tanto la banda sólo dilo – le dije mirándolo a los ojos.
-¡Sí me interesa! Me estoy esforzando, ¿de acuerdo? Es que mi madre tampoco está muy contenta con que no vaya a la universidad… - se justificó.
-Eso es cierto. Pero no estás solo. ¡Yo no voy y Spencer tampoco! – le recordé.
-Lo sé, pero es extraño para mis padres que Ryan aún siga asistiendo… Dicen que es injusto… - comentó.
-Ryan sigue asistiendo a la universidad por otra razón. – le dije - Y tú lo sabes – continué - ¿Acaso nunca les has dicho a tus padres su situación? –
Brent se quedó mirándome.
Él siempre ha sido un gran amigo. Uno de mis mejores amigos. Pero cuando se trataba de la banda, lo sentía muy distante.
-Sé que no lo haces a propósito. ¡Y tampoco tus padres! – agregué rápidamente sin dejarlo contestar – Pero no puedes esperar que Ryan lo deje todo por la opinión de tus padres… -
-¡Ya lo sé! – dijo él – Ryan es un gran amigo mío. Lo conozco… ¡Pero no soy tan bueno tocando el bajo tampoco! Quiero decir… - pero no dijo nada.
-Es cuestión de práctica, Brent… Todo mejorará, ya verás. Seremos exitosos – le dije intentando animarlo.
-¿Tu crees? – preguntó realmente dubitativo.
-Lo sé – respondí.
El resto del tiempo con Brent decidimos hablar de otra cosa. No nos hacía bien, a ninguno, hablar de esos temas sin que los cuatro estemos presentes. Luego nos fuimos al ensayo, en el sótano de la casa de Ryan.
-¡Al fin llegan! – exclamó Ryan en cuanto nos abrió la puerta.
-Ry, tan sólo llegaron cinco minutos tarde… - dijo la voz de Spencer más atrás dentro de la casa.
-Lo siento chicos. No ha sido un gran día para mí… - se disculpó Ryan.
-¿Qué sucedió? – preguntamos tanto Brent como yo en seguida.
-Mi padre está detenido por manejar bajo la influencia del alcohol… Y para empeorarlo todo, no puedo ir a sacarlo yo porque aún no soy mayor de veintiuno… - dijo Ryan frustrado.
-¿De veras hay que ser mayor de veintiuno? – preguntó Brent.
-Parece que sí – comentó Spencer.
Todos comenzamos a dirigirnos al sótano mientras Ryan continuaba quejándose.
-Y mi tío está viniendo para aquí. Tomó el primer avión en cuanto lo llamé… - dijo Ryan – Aún no comprendo porqué lo llamé a él… Debí haber llamado a mi madre… -
-Tu madre no vendría, Ry… - le dijo Spencer.
-Tienes razón… Pero podría haberlo intentado… Ni siquiera traté… - comentó.
-Deja de martirizarte, Ross…. – le dije sonriendo.
-Tienes razón, Brendon… ¡Oh! – exclamó luego, mientras bajábamos por las escaleras.
-¿Qué sucede ahora? – le pregunté; este chico estaba empezando a asustarme.
-Mira lo que conseguí. Sólo para ti – dijo señalando algo dentro del sótano. Asomé mi cabeza y en cuanto lo vi me quedé boquiabierto.
-No puedo creerlo… - dije sin aliento.
-Lo conseguí en una tienda de artículos usados, muy barato… Pero suena genial y es original… - dijo Ryan con una sonrisa en el rostro.
-Amigo, acabas de alegrarme el día… - le dije aún sin poder respirar apropiadamente.
-El propietario dijo que lo llamaba “Susan”… - dijo riéndose.
-¿Susan? – pregunté sin poder creerlo – Siempre creí que los pianos eran hombres… -
-Urie, estás tan enfermo como el ex propietario de ese piano… - comentó Spencer.
-Gracias, Ryan – le dije y me acerqué a abrazarlo para agradecerle.
-Es lo menos que podía hacer… Un sueño es un sueño… - respondió Ryan.
-Es justo como el que tengo en… Como el que tenía en mi casa – dije mirándolo.
-Salvo que este es de pared – agregó Brent. Él había visto el piano blanco de media cola de mi madre en persona - ¿Qué les parece si comenzamos a tocar? – preguntó luego.
Tocamos por tres o cuatro horas. Practicamos varias veces las mismas canciones e hicimos un par de covers. Spencer me permitió tocar el piano prometiendo que no se reiría; pero en cuanto me oyó se arrepintió de lo que dijo. Y afirmó que nunca hubiese creído que yo podría llegar a tocar de esa manera. Su sinceridad me hizo sonreír, y no me molestó en lo absoluto. El tiempo se me pasaba tan rápido cuando estábamos tocando. Nos reíamos muchísimo juntos y hacíamos buena música. Realmente estaba seguro que esta banda iba a ser un éxito.
-Entonces… - pregunté una vez que Brent pidió que dejáramos de tocar porque ya no sentía los dedos de su mano izquierda. - ¿Cuál será nuestro nombre? – pregunté.
-Aún no tenemos uno… - dijo Ryan pensativo.
-Ya pensaremos en algo, chicos. No se alarmen – dijo Spencer mientras estiraba los brazos – Demonios, van a doler mañana… - comentó.
El resto de nosotros nos reímos ante su comentario.
-¿Cuál era su antiguo nombre? – pregunté con verdadera curiosidad.
-No querrás saberlo… - me dijo Ryan.
-¡Sí quiero! – contesté.
-¡Ya, Ryan, dile! – le insistió Spencer ayudándome.
-De acuerdo. En un principio fuimos Pet Salamander. Pero esa banda murió cuando Brent se unió a nosotros; y antes que tu llegaras nos llamábamos… Qué vergüenza… - dijo pasándose una mano por la cara.
-¡Ya, Ross! ¡Habla! – me impacienté.
-Summerleague Rock… - dijo en un suspiro.
-No está tan mal… - comenté.
-Ni lo sueñes… - me dijo Ryan señalándome con un dedo.
-¿Qué hora es? – preguntó Brent.
-Como las nueve, ¿por qué? – respondió Spencer.
-Debo ir a casa… - comentó tomando su bajo.
-¡Casi lo olvido! – exclamé de pronto, haciendo que todos me miraran inquisitivos – Shane, mi compañero de ¿casa? No importa. Me pidió conocerlos, quería que vengan a cenar hoy… ¿Puedes, verdad, Brent? – pregunté mirándolo.
-No creo… - dijo Brent.
-¡Vamos amigo! Nosotros iremos… - dijo Spencer - ¿Verdad Ryan? –
-Claro… - dijo Ryan sonriendo.
-Ryan, pero tu padre… - comencé.
-Mi tío se hará cargo. Además, si me quedo aquí solo, lo único que haré será pensar en él. Si voy a tu casa me relajaré y pensaré en otras cosas… - contestó.
-De acuerdo… Entonces, ¿Brent? – pregunté nuevamente.
-Lo siento amigo, ¿otro día quizá? – contestó.
-¡Por supuesto! Que no se arme tanto problema por esto… - dije.
-Gracias… - agregó Brent.
Llegamos a casa en seguida, vivía muy cerca de la casa de Ryan. Además fuimos hablando, eso hizo que el camino se haga más corto.
Cuando abrí la puerta, muchas voces podían escucharse desde la cocina.
-Deja de sacarme fotos a mí, yo no soy lindo… – escuché que Shane decía.
-¡Déjate de estupideces, Shane! Si eres precioso... – escuché la voz de una mujer.
-Hola, Shane… - dije al entrar a la cocina, al parecer la persona perteneciente a la otra voz se encontraba detrás de Shane.
-¡Brendon! – exclamó él al verme.
-Ellos son Ryan y Spencer… Falta Brent, no pudo venir… - le dije señalando primero a uno y después al otro.
-Oh, no hay problema… - dijo Shane – ¡Oh! – agregó – Ella es Emily, es la chica de la que te hablé… -
Me quedé mirando a Shane. La chica no salía de detrás de él.
-¡No seas tímida mujer! – le dijo Shane.
Lentamente una muchachita salió de detrás de Shane. Era muy flaquita y bajita. No debía llegarme más allá del pecho. Tenía el pelo de color chocolate, cortado de forma recta a la altura del mentón, salvo en la nuca, donde tenía un mechón largo que llevaba atado en una trenza; un flequillo casi escaso y despeinado le caía sobre la frente. Tenía los ojos verdes más claros que jamás ví. La nariz algo respingada y pequeña. Su boca era un fino trazo sobre su rostro; y tenía algunas pecas aisladas en la zona de las mejillas.
-Hola… - dijo tímidamente saludando con la mano en que tenía su cámara.
-Hola – dijeron Ryan y Spencer.
Yo. Simplemente no pude articular palabra.
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