CAPITULO 3: “WHEN THE DAY MET THE NIGHT”

-… Hola – alcancé a decir luego de un rato.
-Creí que eran cuatro… - dijo Shane volviendo a la comida.
-Sí – respondí recomponiéndome y enfrentando a Shane – Brent, el bajista, no pudo venir. Tenía otras cosas que hacer… -
-Oh… - dijo Shane – Qué lástima… -
No entendía bien por qué. Pero por alguna razón no podía quitarle los ojos de encima a Emily.
-¿Es digital? – preguntó Ryan mirándola.
-¿Qué cosa? – le preguntó ella a su vez.
-La cámara – respondió Ryan riendo.
-¡Oh! Sí, es digital. Mi madre me la compró para Navidad del año pasado –
-Brendon – dijo Shane, pero no le presté atención.
-¿Puedo verla? – le preguntó Ryan estirando un brazo.
-¿Brendon…? – repitió Shane.
-Claro – respondió Emily tendiéndole la cámara a Ryan.
-¡Brendon! – gritó Shane riéndose.
-¿Qué? – respondí volviendo en mí y volteándome para mirar a Shane.
-¿Puedes ordenar la mesa, por favor? – preguntó, aún con una sonrisa en el rostro.
­-Sí – le respondí yendo a buscar los vasos a la alacena - ¿De qué te ríes? – pregunté luego en un susurro.
-De ti, Urie… Debiste haber visto tu expresión… - respondió él.
Simplemente lo ignoré. No tenía ganas de discutir en se momento. Tenía mucho hambre, y además Ryan y Spencer estaban ahí.
Cuando nos sentamos en la mesa dispuestos a cenar, Ryan aún poseía la cámara de Emily.
-¿Qué haces? – cuestionó Emily sonrojándose luego que Ryan le sacara una foto.
-Te fotografío… - le dijo Ryan sonriendo.
-¿Para qué? – preguntó ella de nuevo sin mirarlo.
-Porque eres bella. Las cosas bellas merecen ser fotografiadas – le respondió Ryan dejando la cámara en la mesa y comenzando a comer.
Las mejillas de Emily se pusieron más rojas todavía.
-Así que… Ryan: ¿tú escribes las letras de las canciones? – preguntó Shane tras un largo, largo rato de silencio.
-Así es – respondió Ryan sin dejar de mirar su plato.
-Son… Si me permites decir, algo extrañas… - comentó Shane. Lo miré muy serio. Jamás esperé de Shane que dijera algo así.
-Es cierto – dijo Ryan con media sonrisa en el rostro – Trato de usar la ficción de manera que pueda crear una nueva historia… -
Shane se quedó callado, mirando a Ryan por un momento.
-Hoy practicamos una nueva canción – comenté para intentar romper el silencio horrendo que se había formado. Pero aparentemente, no lo logré con éxito.
-¿Quién canta? – preguntó Emily luego.
-Yo – respondió Ryan secamente.
-¿Sólo cantas? – preguntó ella amablemente.
-No – respondió Ryan algo sorprendido por la pregunta – También toco la guitarra –
-¿Tú? – preguntó dirigiéndose a Spencer – Lo siento, no recuerdo tu nombre, no soy muy buena para eso… - dijo sonriendo.
-Spencer. Yo toco la batería – respondió él devolviéndole la sonrisa – Al menos en la banda… - agregó luego.
Emily me miró a mí. Pero yo desvié mi mirada.
-Yo también toco la guitarra – respondí en seguida.
-Y su nombre es Brendon – agregó Spencer. Con el rabillo del ojo pude ver que Emily sonreía.
-Brendon no sólo toca la guitarra – comenzó Shane – también toca el piano, el acordeón, el cello, el bajo, el sitār, y la batería –
-No soy tan bueno en cello y en batería – negué.
-No seas modesto Brendon… - dijo Spencer guiñándome un ojo.
-Si eres muy bueno en todo lo que haces – dijo Shane.
-Shane tiene razón – dijo Spencer mostrando un principio de sonrisa maliciosa.
-No es cierto… - respondí, ya me estaban avergonzando esos dos.
-¡Hasta bailar puedes! – exclamó Spencer luego.
-Bueno, ya, ya… - sentenció Ryan – Dejen de molestar al chico multifunción –
-Ry, no seas sobre protector con tu chico estrella – le dijo Shane.
Emily se reía de nosotros; debemos vernos muy tontos discutiendo de esas cosas.
El resto de la cena nos la pasamos hablando de música. Al parecer Emily tenía buen gusto. Le gustaban casi todas las mismas bandas que a nosotros. Era muy extraño, puesto que ella era más joven que nosotros y al parecer no tenía hermanos mayores.
-Es que mi padre es un gran fanático de la música… - comentó una vez que todos fuimos al living.
-Todo tiene sentido ahora – dijo Spencer burlón.
-No bromees Spencer – respondió ella dándole un pequeño puñetazo en un brazo – Mi padre toca el piano para la orquesta nacional… -
-¿De veras? – preguntó Ryan sorprendido.
­-Sí – respondió ella – Por eso nunca está en casa… - agregó pensativa.
-Pero de todos modos es genial… ¿Cierto? – pregunté.
-Sí – volvió a responder, pero el brillo en sus ojos se había esfumado – Mamá también tocaba en la orquesta nacional, allí se conocieron… -
-¿Y tu madre que instrumento toca? – preguntó Spencer intrigado.
-¿El violín? – dijo Shane dudando y sentándose al lado de Emily.
-Correcto. Pero mamá abandonó la posibilidad de seguir tocando allí para dedicarse a mí y a mi hermanito… - respondió sonriendo tiernamente.
-¿Tu no tocas ningún instrumento? – pregunté.
-Yo toco el violín, igual que mi madre –
-¿Te gustaría venir a mi casa algún día a tocar con nosotros? – preguntó Ryan.
-¡Claro! – respondió ella inmediatamente – Pero debo preguntarle a mi madre primero… - agregó no tan entusiasmada.
-Hablando de tu madre… ¿Qué hora es? – preguntó Shane.
-Son casi las once de la noche – respondió Spencer.
-¿La once? – preguntaron tanto Shane como Ryan.
-Es muy tarde, debería ir llevándote a tu casa… - dijo Shane pensativo.
-Yo también debería volver a casa, seguro mi padre ya volvió… - dijo Ryan tristemente.
-No te preocupes Shane, vuelvo sola; de todos modos mi casa queda a pocas cuadras de aquí – dijo Emily levantándose de su lugar.
-Olvídalo. Le prometí a tu madre que te llevaría a tu casa… - dijo Shane levantándose también.
-Shane, te ves terrible, comiste mucho… - le dijo Emily sonriendo.
-Es que el señorito me acostumbró a no comer carne… - dijo mirándome con los ojos entrecerrados y fingido enojo.
-De veras, puedo ir sola – repitió Emily divertida.
-No. Brendon acompáñala tú – ordenó Shane.
-De acuerdo – respondí de inmediato.
-No aceptaré un no por respuesta – dijo Shane.
-Shane, dije que iría… - repetí frunciendo el ceño.
-Es tu culpa que yo me encuentre en este estado… - continuó.
-Mejor nos vamos, ¿no? – preguntó Ryan.
-Sí, dejémoslo descansar – dijo Emily sonriendo. Luego se acercó a Shane y lo besó en la mejilla – Nos vemos mañana… Si es que puedes caminar… - agregó al alejarse.
-¡Adiós Shane! – exclamaron tanto Spencer como Ryan.
Salimos de casa y nos dispusimos a caminar. La casa de Emily quedaba para el mismo lado que la casa de Ryan, salvo que un tanto más lejos.
Durante el trayecto fuimos riéndonos del estado deplorable en que habíamos dejado a Shane.
-¿Ese es tu tío, Ryan? – preguntó Spencer deteniéndose en seco y señalando a la persona que estaba sentada en la puerta de la casa de Ryan.
-Creo que sí… - respondió el dueño de la casa.
-Creo que mejor yo… - comenzó Spencer, pero Ryan no lo dejó terminar.
-Quédate conmigo, Spencer. No quiero que mi tío me grite… - dijo Ryan sin sacarle los ojos de encima a esa persona.
-De acuerdo – dijo Spencer sin dudar.
Claramente estos dos eran grandes amigos. Hasta entonces yo creí que sólo se llevaban muy bien, como yo y Brent; pero ahora no había dudas, se apreciaban como si por sus venas corriera la misma sangre.
-¡¿Dónde estabas?! – le gritó su tío en cuanto llegamos a la puerta.
-Yo… Me había… - Ryan tomó aire – No puedes esperar que me quede sentado en casa preocupándome, ¡esperando que decidas volver! – le gritó. Su tío no respondió nada. Sólo se quedó callado mirándolo.
-Nosotros seguiremos nuestro camino – dije mientras me acercaba a abrazar a Ryan – Cuídate – le dije en un susurro. Luego saludé a Spencer con otro abrazo; y Emily y yo nos fuimos.
Seguimos el resto del camino sin decir palabra. Sumidos en un silencio tenso.
-Es aquí – dijo ella. Se sintió muy raro escuchar su voz nuevamente. Lo único a lo que le prestaba atención era al sonido que hacían nuestros pies al caminar.
Estábamos parados frente a una casa muy pintoresca, una única luz encima de la puerta nos iluminaba.
-Este chico, Ryan… - comenzó mientras jugaba con su trenza – ¿Tiene muchos problemas, verdad? – preguntó al fin.
-No lo sé – respondí secamente – sólo sé lo que él me quiere contar; jamás lo presioné a contarme nada… Creo que es él el que decide quién debe saberlo y quién no… - terminé apoyándome contra el marco de la puerta.
Ella no respondió nada. Nos quedamos mirándonos por un buen tiempo.
-¿No vas a entrar? – pregunté luego.
-Sólo una cosa – dijo acercándose un poco.
Lugo levantó la cámara y me apuntó.
-¿Qué haces? – cuestioné.
-Quédate quieto… - me dijo, por lo que me quedé observando la cámara, confundido – No… - dijo luego bajando la cámara.
-¿Qué? – pregunté.
-Aguarda, tengo una idea – dijo volviendo a mirarme a través de la cámara.
-No te entiendo… - le dije sonriendo.
Ella no respondió, sólo salió de detrás de la cámara sin moverla de su lugar.
-Mírame a mí – me dijo luego. Obedecí como un perrito entrenado.
Al verla con más detenimiento noté que bajo aquella tenue luz, sus ojos se veían más oscuros. Emily atisbó una tímida sonrisa, y no pude evitar sonreír como un idota. Fue entonces cuando ella me sacó la foto.
-Esa era la expresión que estaba buscado – dijo al fin mirando la foto que había tomado.
-Déjame ver… - le dije pidiéndole la cámara con la mano.
Ella me tendió la cámara, y no pude evitar decir, aunque en voz muy baja.
-¿Esa es la cara que tengo cuando te miro? –
-¿Qué? – preguntó.
Nunca me había alegrado tanto que alguien no me escuchara. En ese momento se abrió la puerta.
-¡Emily! Al fin llegas – deduje que era la madre. Se veía muy parecida a ella, salvo que Emily aún conservaba rasgos de niña, a diferencia de la mujer del otro lado del umbral.
-Pues ya estoy aquí, ¿no? – respondió Emily amablemente.
-Ya, adentro tú – le ordenó – Gracias por alcanzarla… - agregó mientras Emily se metía dentro de su casa.
-Oh, mamá. Él no es Shane. Su nombre es Brendon, es el compañero de casa del que Shane te habló por teléfono… - dijo Emily y luego desapareció dentro de la casa.
-De todos modos gracias por traerla – repitió la madre.
-Que tenga buenas noches – dije lo más amable y amistosamente que pude.
-Buenas noches – respondió secamente y luego me cerró la puerta en la cara.
“Mejor perderla que encontrarla” pensé al retomar mi camino para volver a casa. Mientras caminaba no podía dejar de pensar en aquella foto que Emily me había tomado. Es decir, ya me había visto con esa cara de bobo antes; pero de alguna manera había algo distinto esta vez. No entendía qué. O quizá no quería entenderlo. Probablemente no quería entenderlo. Probablemente Shane ya lo había notado. Me reí solo ante la estúpida idea que se me había cruzado por la cabeza. Era imposible que yo estuviese… No. No podía estar… No.


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