CAPITULO 4: “WE’RE STILL SO YOUNG, DESESPERATE FOR ATTENTION”
Cuando llegué a casa me encontré a Shane sentado en el sofá. Se había quedado dormido justo donde lo habíamos dejado. Fui a su cuarto y tomé una manta de su cama. Volví al living y colocando la manta sobre uno de mis hombros, tomé las piernas de Shane y las apoyé sobre el sillón; de manera que todo su cuerpo esté sobre él. Luego tomé la manta una vez más y arropé a Shane. Luego me fui a acostar.
Al otro día tenía que trabajar; y como quería ganar más dinero para pagarle a Shane mi deuda lo antes posible, decidí cumplir horas extra. Por lo que iría a trabajar desde le mediodía.
Cuando me levanté Shane ya se había ido; a la universidad supuse. No dejó ninguna nota, lo cual me pareció muy raro. Pero decidí que no era un gran problema, después de todo no había duda que se había levantado tarde y acalambrado; seguro no tuvo tiempo. Dado que no me levanté tan temprano como esperaba, no tuve mucho tiempo libre para estar en casa. Así que un rato luego de levantarme me fui a trabajar.
Cuando llegué Jerry ya estaba ahí, apoyado contra la barra mirándome entrar con una amplia sonrisa.
-¿Haciendo horas extra? – me preguntó a modo de saludo.
-¿Qué hay de tí? – le pregunté sonriendo también.
-Yo siempre hago horas extra niño. Tengo una familia que mantener – me dijo inflando el pecho orgulloso.
-Creí que Jane trabajaba… - le dije como respuesta.
-Pues sí lo hace – agregó desinflando significativamente el pecho – pero ya sabes cómo somos, le queremos dar lo mejor a Lucy. Además… - se quedó callado sonriendo al vacío mientras yo me ponía el pequeño delantal y tomaba una bandeja de la barra.
-¿Además? – pregunté para incitarlo a seguir.
-Jane está embarazada – dijo sonriendo, verdaderamente feliz.
Jamás había visto tan feliz a Jerry desde que Lucy decidiera adelantar primer grado en la escuela de verano. Esa chica era verdaderamente madura e inteligente para tener sólo cinco años.
-¡Grandioso! – exclamé – ¡Los felicito! – le palmeé el hombro a Jerry mientras me acercaba a una mesa que acababa de ocuparse.
-Gracias – respondió él acercándose a otra mesa.
-¿Qué puedo servirles? – pregunté sacando mi anotador y una lapicera.
-¿Brendon? – levanté la vista para encontrarme con aquellos ojos verdes – ¡No sabía que trabajaras aquí! – agregó.
-¿Emily? ¿Qué haces…? – comencé, pero luego me acordé de algo – Cierto que vives por la zona… - estaba con una chica, más o menos de su edad.
La chica tenía una larga cortina de pelo lacio y muy negro. De tez muy blanca, casi transparente. Pude verle sólo un ojo, pero calculé que eran los dos iguales; de todos modos ese ojo era de un color marrón rojizo. Muy raro.
-Ella es Violet, es amiga de Shane también – dijo Emily con una sonrisa.
-Puedes llamarme V… - dijo la chica rara con un tono sepulcral; a decir verdad tenía una bella y profunda voz. Pero asustaba que no pudiera verle la cara.
-Bueno… Yo… Estoy trabajando chicas, ¿ya tienen pensado qué van a pedir? – pregunté una vez más.
Ya estaban decididas así que les tomé la orden.
Jamás había notado lo mucho que se llenaba Smoothie House al mediodía; pero así era. Jerry y yo estábamos al borde de la locura cuando llegó Alice (otra de las meseras).
-¿Así que están complicados muchachos? – preguntó burlona mientras se ataba el delantal.
-¿No ves la cantidad de gente que hay, niña? – preguntó Jerry a su vez.
Si bien Alice era más grande que yo, aún era una niña para Jerry. Éramos como sus sobrinos. Todos. Salvo Stephen El Cocinero, como le decíamos con Jerry. En realidad Jerry agregaba la palabra “Loco” detrás, pero me parecía inoportuno y nada gracioso si yo lo decía.
-A mí me huele a que necesitan una mano femenina – dijo Alice orgullosa.
-¿Qué tal si comienzas a ayudarnos entonces? – le dije con una amplia sonrisa mientras llevaba tres platos a una mesa. Prácticamente estaba haciendo malabares.
-¡Cuidado con tu bocota Brendon! – me respondió al acercarse a una mesa que estaba sin atender.
Gracias a la llegada de Alice el resto del mediodía se hizo más calmo. A eso de las tres de la tarde Smoothie House cerró. Podría irme un rato a casa para luego volver. Al menos escaparía de la mirada acusadora de Shane. Y, gracias a mi afán por pagarle mis deudas, a su famoso “te lo dije”; no quería escucharlo. No, gracias.
Salí de Smoothie House junto con Jerry y Alice.
-¿Así que nos encontraremos de nuevo los tres hoy a las siete y media? – dijo Alice mientras salíamos los tres.
-Sí, definitivamente esto es revancha – dijo Jerry.
-Jamás podrán ganarme, llegué más tarde y aún así atendí más mesas – dijo Alice demasiado orgullosamente para mi gusto.
-Cállate Alice, tu atiendes más mesas porque los viejos quieren ver tu escote – espeté.
-¡No mientas! – me dijo dándome un puñetazo en el hombro. Hice como que no me dolió, pero a decir verdad Alice pegaba fuerte, y esa no fue la excepción.
-El muchachito tiene razón – le dijo Jerry mientras yo mascullé un “ay” y me froté el brazo.
-Deberías taparte más Alice – le dije, esta vez serio.
-Dejen de cuidarme como si fueran mi padre y mi hermano, ¿de acuerdo? – dijo señalando primero a Jerry y luego a mí – Aunque tal vez tengan razón – agregó luego mirándose la blusa.
-Urie, ¿quiénes son tus amiguitas? – preguntó Jerry luego.
-¿De qué hablas? – le pregunté; luego miré hacia dónde él estaba mirando y descubrí que hablaba de Emily y su amiga; que estaban sentadas en la vereda de enfrente en el escalón de una casa.
-Es cierto. Están ahí desde que se fueron… ¿Te estarán esperando? – preguntó Alice – si fuera tú, me cuidaría de la morocha; da miedo… - agregó. No pude evitar reírme ante su comentario.
-Mejor te dejamos solo con tus chicas, ¿No, Alice? – dijo Jerry.
-¡Jerry no fastidies! – le dije.
-¿No has aprendido? Jerry siempre tiene razón – dijo Alice mientras los dos se alejaban.
Pensaba seguir mi camino, pero por alguna razón extraña (y estúpida) crucé a la vereda de enfrente y me paré delante de ellas.
-¡Brendon! ¿Ya saliste? – preguntó Emily al verme.
-Supongo que sí, ¿no? – respondí sonriendo.
-¿Crees que Shane ya haya vuelto a su casa? – preguntó Emily mientras se levantaba. Violet la imitó.
-No lo sé, ¿por qué no lo llamas? – le pregunté. Me sentí algo desilusionado cuando preguntó por Shane.
-Eso he estado tratando de hacer, pero no responde su celular… - dijo ella con la mirada fija en el suyo.
-¿Quieres que te lleve a su casa? – le pregunté sin ánimos.
-¿Podrías? – preguntó Emily tan inocentemente.
-Claro – respondí aún sin ánimos.
Cuando llegamos a casa no había nadie, pero en la heladera había una nota de Shane. Decía: “Cuando leas esto vete directo a la casa de Ryan. Shane”.
Al otro día tenía que trabajar; y como quería ganar más dinero para pagarle a Shane mi deuda lo antes posible, decidí cumplir horas extra. Por lo que iría a trabajar desde le mediodía.
Cuando me levanté Shane ya se había ido; a la universidad supuse. No dejó ninguna nota, lo cual me pareció muy raro. Pero decidí que no era un gran problema, después de todo no había duda que se había levantado tarde y acalambrado; seguro no tuvo tiempo. Dado que no me levanté tan temprano como esperaba, no tuve mucho tiempo libre para estar en casa. Así que un rato luego de levantarme me fui a trabajar.
Cuando llegué Jerry ya estaba ahí, apoyado contra la barra mirándome entrar con una amplia sonrisa.
-¿Haciendo horas extra? – me preguntó a modo de saludo.
-¿Qué hay de tí? – le pregunté sonriendo también.
-Yo siempre hago horas extra niño. Tengo una familia que mantener – me dijo inflando el pecho orgulloso.
-Creí que Jane trabajaba… - le dije como respuesta.
-Pues sí lo hace – agregó desinflando significativamente el pecho – pero ya sabes cómo somos, le queremos dar lo mejor a Lucy. Además… - se quedó callado sonriendo al vacío mientras yo me ponía el pequeño delantal y tomaba una bandeja de la barra.
-¿Además? – pregunté para incitarlo a seguir.
-Jane está embarazada – dijo sonriendo, verdaderamente feliz.
Jamás había visto tan feliz a Jerry desde que Lucy decidiera adelantar primer grado en la escuela de verano. Esa chica era verdaderamente madura e inteligente para tener sólo cinco años.
-¡Grandioso! – exclamé – ¡Los felicito! – le palmeé el hombro a Jerry mientras me acercaba a una mesa que acababa de ocuparse.
-Gracias – respondió él acercándose a otra mesa.
-¿Qué puedo servirles? – pregunté sacando mi anotador y una lapicera.
-¿Brendon? – levanté la vista para encontrarme con aquellos ojos verdes – ¡No sabía que trabajaras aquí! – agregó.
-¿Emily? ¿Qué haces…? – comencé, pero luego me acordé de algo – Cierto que vives por la zona… - estaba con una chica, más o menos de su edad.
La chica tenía una larga cortina de pelo lacio y muy negro. De tez muy blanca, casi transparente. Pude verle sólo un ojo, pero calculé que eran los dos iguales; de todos modos ese ojo era de un color marrón rojizo. Muy raro.
-Ella es Violet, es amiga de Shane también – dijo Emily con una sonrisa.
-Puedes llamarme V… - dijo la chica rara con un tono sepulcral; a decir verdad tenía una bella y profunda voz. Pero asustaba que no pudiera verle la cara.
-Bueno… Yo… Estoy trabajando chicas, ¿ya tienen pensado qué van a pedir? – pregunté una vez más.
Ya estaban decididas así que les tomé la orden.
Jamás había notado lo mucho que se llenaba Smoothie House al mediodía; pero así era. Jerry y yo estábamos al borde de la locura cuando llegó Alice (otra de las meseras).
-¿Así que están complicados muchachos? – preguntó burlona mientras se ataba el delantal.
-¿No ves la cantidad de gente que hay, niña? – preguntó Jerry a su vez.
Si bien Alice era más grande que yo, aún era una niña para Jerry. Éramos como sus sobrinos. Todos. Salvo Stephen El Cocinero, como le decíamos con Jerry. En realidad Jerry agregaba la palabra “Loco” detrás, pero me parecía inoportuno y nada gracioso si yo lo decía.
-A mí me huele a que necesitan una mano femenina – dijo Alice orgullosa.
-¿Qué tal si comienzas a ayudarnos entonces? – le dije con una amplia sonrisa mientras llevaba tres platos a una mesa. Prácticamente estaba haciendo malabares.
-¡Cuidado con tu bocota Brendon! – me respondió al acercarse a una mesa que estaba sin atender.
Gracias a la llegada de Alice el resto del mediodía se hizo más calmo. A eso de las tres de la tarde Smoothie House cerró. Podría irme un rato a casa para luego volver. Al menos escaparía de la mirada acusadora de Shane. Y, gracias a mi afán por pagarle mis deudas, a su famoso “te lo dije”; no quería escucharlo. No, gracias.
Salí de Smoothie House junto con Jerry y Alice.
-¿Así que nos encontraremos de nuevo los tres hoy a las siete y media? – dijo Alice mientras salíamos los tres.
-Sí, definitivamente esto es revancha – dijo Jerry.
-Jamás podrán ganarme, llegué más tarde y aún así atendí más mesas – dijo Alice demasiado orgullosamente para mi gusto.
-Cállate Alice, tu atiendes más mesas porque los viejos quieren ver tu escote – espeté.
-¡No mientas! – me dijo dándome un puñetazo en el hombro. Hice como que no me dolió, pero a decir verdad Alice pegaba fuerte, y esa no fue la excepción.
-El muchachito tiene razón – le dijo Jerry mientras yo mascullé un “ay” y me froté el brazo.
-Deberías taparte más Alice – le dije, esta vez serio.
-Dejen de cuidarme como si fueran mi padre y mi hermano, ¿de acuerdo? – dijo señalando primero a Jerry y luego a mí – Aunque tal vez tengan razón – agregó luego mirándose la blusa.
-Urie, ¿quiénes son tus amiguitas? – preguntó Jerry luego.
-¿De qué hablas? – le pregunté; luego miré hacia dónde él estaba mirando y descubrí que hablaba de Emily y su amiga; que estaban sentadas en la vereda de enfrente en el escalón de una casa.
-Es cierto. Están ahí desde que se fueron… ¿Te estarán esperando? – preguntó Alice – si fuera tú, me cuidaría de la morocha; da miedo… - agregó. No pude evitar reírme ante su comentario.
-Mejor te dejamos solo con tus chicas, ¿No, Alice? – dijo Jerry.
-¡Jerry no fastidies! – le dije.
-¿No has aprendido? Jerry siempre tiene razón – dijo Alice mientras los dos se alejaban.
Pensaba seguir mi camino, pero por alguna razón extraña (y estúpida) crucé a la vereda de enfrente y me paré delante de ellas.
-¡Brendon! ¿Ya saliste? – preguntó Emily al verme.
-Supongo que sí, ¿no? – respondí sonriendo.
-¿Crees que Shane ya haya vuelto a su casa? – preguntó Emily mientras se levantaba. Violet la imitó.
-No lo sé, ¿por qué no lo llamas? – le pregunté. Me sentí algo desilusionado cuando preguntó por Shane.
-Eso he estado tratando de hacer, pero no responde su celular… - dijo ella con la mirada fija en el suyo.
-¿Quieres que te lleve a su casa? – le pregunté sin ánimos.
-¿Podrías? – preguntó Emily tan inocentemente.
-Claro – respondí aún sin ánimos.
Cuando llegamos a casa no había nadie, pero en la heladera había una nota de Shane. Decía: “Cuando leas esto vete directo a la casa de Ryan. Shane”.
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