CAPITULO 13: “THE PIANO KNOWS SOMETHING I DON’T KNOW”

-Lamento haber reaccionado así el otro día… - me dijo Emily mientras nos dirigíamos a su casa.
Yo me quedé en silencio. En verdad, no sabía qué responder a eso.
-Chicos, los quiero tanto que me da asco – dijo la voz de Violet. Había olvidado completamente que estaba ahí, por lo que su voz sonó muy lejana.
-V, en serio. Debiste haberme visto… - dijo Emily.
-Me lo puedo imaginar, pecas. Debe haber sido como esa vez que Baby Face te hizo confesar que te gustaba Xavier – dijo Violet encogiéndose de hombros.
-Un minuto – dije deteniéndome en seco y sonriendo - ¿Quiénes son Baby Face y Xavier? – pregunté entre risas.
-V, recuérdame golpearte en cuanto Brendon se haya ido - dijo Emily volviendo sobre sus pasos, me tomó de un brazo y me obligó a caminar.
-Lo siento, amiga. Baby Face es una chica que aún está en el colegio. Y era muy amiga de Emily hasta que se volvió skater… - explicó Violet.
-¿No te gustan los skaters? – pregunté ocultando mi dolor.
-Es un deporte de lo más estúpido, si es que puede llamarse deporte. Y sus amigos tenían aretes por todas partes, usaban gorras estúpidas, zapatillas gigantes, y se le veían los calzones. Yo no quería juntarme con ese tipo de gente… - explicó Emily con cara de asco.
-Ouch – fue todo lo que pude decir; ella seguía jalándome del brazo.
-Como sea – continuó Violet – la cuestión es que Xavier era un chico skater… - comentó.
-¿No le decían profesor X? – pregunté divertido.
-¿Cómo lo sabes? – preguntó Emily frunciendo el ceño. Yo la miré sorprendido, dolido, y con ambas cejas en alto. Temía que si la conversación seguía, esa chica iba a seguir desilusionándome.
-Es obvio, pecas… - dijo Violet uniéndose a mis cejas levantadas.
-No – dijo ella torciendo la boca.
-¿Xavier? – pregunté como si fuese algo obvio. Pero Emily negó con la cabeza.
-¿Charles Xavier? – preguntó Violet algo desesperada; pero negó de nuevo.
-¡¿”El Profesor X”?! – pregunté casi en un grito y exagerando demasiado las comillas.
-Chicos, siento que hablo con la pared… - dijo Emily.
-¡¿X-Men?! – preguntamos los dos a la vez - ¿No te suena? – volvimos a sincronizar. Luego nos miramos y nos reímos de lo ridículo de la situación.
-¿Es un dibujo japonés o algo? – preguntó incrédula.
-Sostenme que la mato – dije yo; y Violet fingió agarrarme con fuerza para que no golpeara a Emily. - ¿Cómo es que no conoces a los X-Men? – pregunté sumamente sorprendido.
-Es un comic muy famoso. ¿Marvel Comics no te suena? ¿El nombre Stan Lee? – preguntó Violet.
-No – respondió ella.
-¿Acaso a tu hermano no le gusta el comic? A Charlie, quiero decir… - pregunté yo.
-No, nunca le interesó – contestó Emily con franqueza.
-Hereje… - dije en voz baja.
-Bueno, hay un personaje de ese comic, de X-Men, que lo llaman Profesor X, que se llama Charles Xavier… Tu ignorancia me abruma, pecas… - explicó Violet.
-Oh… ¿Tenía poderes o algo? – preguntó Emily.
-Era paralítico, andaba en una silla que se desplazaba flotando, y podía leer y controlar la mente de todas las personas y saber dónde estaban y a dónde iban. Pero volviendo a tu compañero del colegio… - dije yo, ahora más interesado que antes - ¿Cómo te enamoraste de un skater si no te gusta su estilo? –
-No lo sé… Y no estaba enamorada – me corrigió.
-¿Puedo tirarte los sueños abajo? – le pregunté con media sonrisa en el rostro.
-Claro – me respondió Violet con una sonrisa malévola y frotando las palmas de sus manos.
-Sí… Lo que sea… - dijo Emily rendida, mirando a Violet con los ojos entrecerrados.
-Ryan siempre quiso ser skater… - comenté.
-No es en serio – dijo Emily – Me estás mintiendo Brendon… -
-Jamás te mentiría – dije mordiéndome la lengua para no hablar más.
-¿Y tú, Urie? ¿Nunca quisiste probar andar en skate? – preguntó Violet.
-Yo… De hecho… - respondí dudando. Pero al fin decidí que no valía la pena ocultarlo, de todos modos le interesaba Ryan – Yo ando en skate, de hecho… - dije cerrando los ojos, esperando el golpe.
Y me quedé esperando en vano, porque en cuanto abrí un ojo para ver qué pasaba a mí alrededor, escuché un sonido de lo más extraño. La risa de Emily. Más que risa, carcajada. Creí que iba a ahogarse.
-Tu no… Tu no… ¡Mírate!-No tienes, no… ¡No tienes físico para andar en skate! – gritaba mientras se retorcía de la risa frente a la puerta de su casa.
-A veces me matas de la risa – le dije muy serio.
-Yo sí creo que Brendon pueda andar en skate – dijo Violet cuando Emily comenzó a respirar de nuevo.
-¿Qué? – preguntamos los dos sorprendidos.
-Que sí creo que puedas andar; y no entiendo por qué te ríes tanto, pecas… - agregó seria.
-Gracias – respondí sonriéndole.
-Ay, por favor… - dijo Emily entrando a su casa.
-Vamos, ¿Crees que Ryan es mejor que yo? – pregunté a Emily.
-Tal vez, tendría que verlo – comentó. Entonces ese fue mi turno de reír - ¿De qué tanto te ríes? –
-De tu ignorancia e hipocresía. ¿Ahora me vas a decir que eres la reina del skate? – le pregunté - ¿Y que el skate es lo mejor de mundo? –
-Creo que Ryan puede llegar a ser potencialmente bueno – objetó.
-De acuerdo. Ryan puede ser mejor que yo en muchos aspectos. Sobre todo en el de la inteligencia. Pero los deportes no son su fuerte. Si lo conocieras un poco, tal vez… - comenté.
-Brendon tiene razón, pecas. Creo que no conoces lo suficiente a Ryan como para afirmar que puede llegar a ser mejor o igual a Brendon… - dijo Violet.
-Hablando de ser mejor o peor… - comentó Emily – Brendon, ¿puedo pedirte que toques una canción? – preguntó.
-Claro, pero… - comencé, pero no me dejó terminar.
-Es una canción que escribió mi padre estando de gira. Mi hermanito aún no ha podido tocarla completa y fluida. Sé que tú podrás… Por favor… -
-Pero… No sé; la escribió tu padre, yo… - dije en un intento de zafar de la situación.
-¡Por favor! – insistió – la mandó una semana atrás y Matty aún no la ha tocado bien. Muero por escucharla. Por favor, Brendon. Por favor… - levantó las cejas y abrió mucho sus claros ojos verdes. ¿Podía negarme? No, no podía. Y de hecho, no lo hice.
-De acuerdo… - dije sentándome frente al piano de cola negro que había en medio del living. No podía creer que no lo haya visto antes.
Las partituras estaban sobre el piano, a mitad de camino. Emily se sentó a mi lado y las acomodó desde le principio.
-Déjame probar el principio antes de tocar la pieza completa – dije intentándola mirar a los ojos, pero no pude sostener esa mirada ansiosa con que ella me estaba viendo.
-¿Necesitas que me levante para tocar más cómodo? – me preguntó.
-¡No! Está… Está bien… - dije rápidamente. No era la gran cosa, sólo estaba sentada a mi lado. Pero ese pequeño detalle me hacía feliz.
La miré por un rato. Estaba con una gran sonrisa en su rostro con pecas, y tenía un brillo especial en sus ojos.
Comencé a tocar la introducción y ella se estremeció a mi lado. Me detuve y la miré con media sonrisa en el rostro.
-Lo siento… Es que es demasiada emoción – me dijo con las mejillas rosadas.
-No te hagas problema – le dije yo sin dejar de sonreír.
Comencé a tocar de nuevo, desde el principio. Cuando terminé la pieza, algunos minutos después, nos quedamos los tres en silencio. Pero no era un silencio nervioso. Era un silencio pacífico y repleto de sentimientos.
-Tocas a la perfección. Me recuerdas a él – dijo una voz que no era ni de Emily, ni de Violet. Provenía de nadie más y nadie menos que…
-¡Mamá! ¡Volviste temprano! – exclamó Emily corriendo hacia su madre y abrazándola. Su madre simplemente se me quedó mirando.
-Sí, cariño… - contestó acariciando el corto cabello de su hija - ¿Hace cuánto tocas el piano? – me preguntó. Quería que me tragara la tierra en ese mismo momento.
-Desde muy pequeño… - contesté. Jamás recordaría exactamente cuándo había aprendido. A mi parecer, el piano había estado en mi vida desde siempre.
-Esa canción que acabas de tocar. Mi marido comenzó a escribirla cuando nos casamos, en nuestra luna de miel – dijo sonriendo nostálgica.
-Lamento haberla tocado – dije dudando si era lo que quería escuchar o no.
-Yo le pedí que lo hiciera, no podía esperar a que a Matt se le ocurriera practicarla lo suficiente para poder tocarla – dijo Emily volviendo a sentarse a mi lado – Muchísimas gracias, tocaste de una manera muy hermosa – susurró a mi oído y luego me besó la mejilla. Sentí el vergonzoso calor en mis mejillas.
-¿Sería mucho pedir que la toques una vez más? Cuando llegué ya habías empezado – preguntó su madre sentándose en el sillón al lado de Violet.
-¿Cuánto le faltaba a papá para terminarla? – preguntó Emily.
-Lo primero que escribió fue el final. Ya conoces a tu padre… - respondió.
Luego de un corto rato de silencio comencé a tocar. Comprobando que no iban a dialogar más. No quería interrumpir a su madre por nada del mundo.
Jamás había tocado bajo tanta presión. Podía sentir la mirada de la madre de Emily en mi nuca. Y era una mirada de evaluación. Mientras tocaba me sentí como aquellos días en misa; cuando tenía la vista de mi madre clavada en la mía mientras cantaba en el coro de la iglesia. Sentía que buscaba que me equivocara para poder reprochármelo luego.
Cuando terminé volteé para ver la expresión en el rostro de su madre, y al comprobar que tenías los ojos llenos de lágrimas, se me hizo un nudo en la garganta.
-Extraño a papá – dijo Emily con la voz entrecortada.
Violet y yo nos quedamos a merendar. Sobrevivimos a ese pequeño episodio emotivo. Más tarde yo me fui, solo. Porque Violet se quedaría a dormir en casa de Emily.
-Puedes venir más seguido, Brendon… - dijo su madre abriéndome la puerta de su casa.
-¡Sí! – gritó Emily abrazándome. Ahorcándome, más bien.


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