CAPITULO 14: “PANIC! MEET THE PRESS”

-Listo; me cansé de tocar para ancianos – dijo Ryan mientras se sentaba en la computadora que había en su cuarto.
-Todos nos cansamos de tocar para ancianos… ¿Cuál es tu plan? – preguntó Brent acostado en la cama, medio adormecido.
-Realmente creí que con poner videos en internet era suficiente, ¡qué idiota soy! – exclamó Ryan sin sacarle los ojos de encima a la pantalla del monitor.
-Deja de martirizarte, Ryan. Es el destino; estamos destinados a no tener éxito. Así es la vida, Ry… - dijo Spencer jugando con sus baquetas.
Esa tarde nos habíamos reunido a tocar en lo de Ryan, dado que Brent no había conseguido reunir el dinero para rentar la sala, y ninguno del resto de nosotros tres estaba en condiciones de gastar más de lo acordado.
-Ellos se lo pierden… - comentó Brent; pero su voz me sonó muy lejana.
En estos últimos días no había dejado de pensar en Emily, ni en la banda. Hacía cuatro meses y un par de días que pertenecía a Panic! At The Disco. La banda iba genial, al menos así se veía desde mi punto de vista; pero al parecer no era suficiente con sentirse bueno para ser querido. De todos modos yo sí creía que había algo especial entre nosotros. Simplemente había algo que sí funcionaba; y funcionaba de maravilla.
En cuanto a Emily. Bueno, ella seguía con su obsesión por Ryan, pero no habíamos vuelto a hablar del tema. Ahora iba más seguido a su casa a molestarla, y a verla. Violet a veces me acompañaba. Conocí a su hermanito Matt al fin. Me enseñó un par de sus composiciones, y yo le enseñé algunas de las que había escrito con Ryan y Spencer. Hasta aprendió a tocar algunas. Matt era muy bueno ya para tener sólo nueve años de edad.
-¿Brendon? ¡¿Brendon?! – gritó Brent a mi lado.
-¿Estás bien amigo? – preguntó Ryan.
-¡Brendon! – gritó Spencer y me arrojó una de sus baquetas en el rostro. De suerte llegué a rechazarla con una mano torpe.
-Lo siento – se disculpó Spencer mientras se estiraba para recuperar su baqueta perdida.
-Estaba pensando en otra cosa… ¿De qué hablaban? – pregunté. Sólo para estar seguro de no responder cualquier cosa en caso que me preguntaran sobre el asunto.
-Ryan dice que se cansó de tocar para ancianos. Claro, yo lo apoyo… - me contó Brent.
-Yo también me cansé, chicos. Y yo hago shows para ancianos desde pequeño… - agregué.
-No es nuestra culpa que hayas sido mono de tu iglesia, Brendon… - dijo Spencer burlón.
-Qué poco les dura la paciencia… - susurré.
-La cuestión es que ya está hecho. Si nadie nos quiere ahora es porque somos malos – dijo Ryan.
-¿De qué hablas? – pregunté yo.
-Sí, ¿qué tanto hacías en la computadora Ross? – preguntó Brent incorporándose en la cama.
-Le dejé un mensaje a Pete Wentz… - comentó como si nada.
-Sí, le dejé un mensaje a Pete Wentz, mi buen amigo… Quizás le lleve caramelos más tarde… - lo imitó, muy acertadamente, Spencer.
-¡¿Pete Wentz?! – gritó Brent.
Los tres lo miramos sorprendidos.
-¿Quién es ese? – preguntó para luego dejarse caer sobre la cama de Ryan nuevamente.
-Es el bajista de Fall Out Boy – contestamos Spencer y yo al unísono.
-¿Cómo es que le dejaste un mensaje a Pete Wentz, Ryan? – inquirí.
-Le dejé un mensaje en su LiveJournal, diciéndole quiénes somos. Describí un poco nuestra música, nos presenté, y le dejé un link que lleva a la página donde subí nuestros videos… - explicó Ryan a sus tontos amigos. Claro, ésos éramos nosotros.
-Ross, eres increíble – dije.
-Lo que sabe lo aprendió de mi… - comentó Spencer sonriendo.
-Claro… - dijo Ryan riéndose.
-¿Y este tipo nos hará famosos? – preguntó Brent.
-No lo sé – contestó Ryan – Pero tiene una firma. Tal vez si le gustamos lo suficiente logremos, al menos, grabar un disco… -
-¡Sería fabuloso! – exclamé.
-Y divertido… - comentó Spencer.
-Y agobiante… - agregó Brent.
-Todo lo que puedas llegar a pensar que te agobie en este momento, no creo que se compare a grabar tu primer disco; será emocionante… - dijo Ryan soñando despierto.
-No comprendo tus palabras Ross – dijo Brent mirándolo con el ceño fruncido.
-Ya, deja de soñar Ry. Quizá no pase nada… - dijo Spencer, y nos bajó el ánimo a todos.

***

Tres semanas después estábamos los cuatro metidos dentro de un estudio; o al menos debimos haber estado los tres. Brent aún no llegaba.
-¿Dónde estará Brent? – preguntó Spencer desde su lugar, sentado en la batería.
-Llegará – dije yo muy firme mientras tocaba el piano.
-¿Sabes Spencer? No creí que estarías en mi sueño luego de no creer en mí por tanto tiempo… - dijo Ryan pensativo, jugando con la guitarra.
-¡Yo siempre creí en ti Ryan! Sólo no quería que te ilusionaras como haces siempre con todo… - se defendió Spencer.
-Palabras de un verdadero amigo – dije yo sonriendo.
-Oh, mi querido Spence. Me llenas de ternura, amigo – dijo Ryan acercándose para abrazarlo.
-Lo sé, lo sé – dijo Spencer abrazándolo también.
-¿Qué hay de tú amigo, Brendon? – preguntó Ryan tras separarse de Spencer.
-¿Shane? Sigue en la Universidad – contesté. Ryan ya me había confundido. De nuevo.
-No, el otro. Ese, con el pelo más bien largo, que dice tocar el bajo en una banda… - dijo burlándose de él.
-Tú lo dijiste Ryan, es mi amigo, no soy su niñera. No tengo idea dónde está – contesté defendiéndonos un poco a ambos.
-¿Dónde está quién? – preguntó Brent al entrar.
-Tú Brent… Hace una hora te estamos esperando – le contestó Ryan severo. Jamás lo había visto enojado, y realmente esperaba no verlo nunca.
-De hecho: una hora, cuatro minutos, treinta y tres segundos… - dijo Spencer mirando su reloj.
-Aprendiste a leer la hora Smith – dijo Brent burlándolo.
-De hecho aprendí antes que tú nacieras – le contestó Spencer.
-Imposible, yo nací primero – refutó Brent calzándose el bajo y enchufándolo.
-A eso me refiero – le contestó Spencer. Ese comentario hizo que Brent se callara.
Lo conocía lo suficientemente bien como para saber que no era que estaba enojado, sino que no había encontrado algo bueno para contestarle. Era mejor callar que humillarse más. Ignorar a Ryan fue otra conducta muy típica de Brent. Prefería no agarrarse con alguien que le pudiera dar pelea. Y Ryan no sólo daba pelea, sino que seguro ganaba…
Ese día no llegamos ni a grabar media canción de tres minutos. Éramos nuevos en esto, y por lo tanto, muy lentos. Además grabábamos parte por parte, y siempre terminábamos cambiando algo. Creo que grabé la segunda guitarra de esa canción, por lo menos, diez veces. Cambiándole diferentes cosas. Si no era la intensidad, era la escala, o cualquier otro pequeño detalle irrelevante.
Sin embargo estábamos más que felices de haber podido empezar a grabar tan pronto.

Comments