CAPITULO 17: “WATCH LOVE GET STRANGLED BY A KITE'S COLD STRINGS”
Me separé de ella a la espera que me golpeara, o que, al menos, alguien nos gritara algo. Pero nada de eso sucedió.
-Lo siento – exclamé en seguida. Quise decirlo en voz alta, pero todo lo que salió de mi boca fue un leve siseo.
-¿Por qué crees que todo lo que haces es un gran problema, Urie? – preguntó volviendo a sonreír.
El tono de su voz indicaba la poca importancia que acababa de darle al asunto.
Me sentí disminuido de repente.
Luego se levantó y se alejó hacia donde estaban los demás.
Me dejó allí, sin habla, boquiabierto. ¿Qué se suponía que tenía que responder a eso? La respuesta de Violet me había dejado desconcertado. Tanto incluso como mi acción. ¿Por qué lo había hecho? ¿Qué me había impulsado a hacerlo? Preguntas que rondaban en mi cabeza. Preguntas sin respuesta.
Violet seguía siendo la chica fría y seria que yo conocía. Pero ahora también era la chica feliz y divertida que había aparecido en los últimos días. Ella ahora se me presentaba como una porrista popular que pertenecía también al club de ajedrez y tenía las mejores calificaciones en matemática. Simplemente no tenía sentido. Y me mareaba sólo pensarlo.
-¿Te sientes bien, amigo? – preguntó la voz de Ryan. Sonaba lejana.
Sentí cómo posaba una de sus manos sobre mi hombro derecho.
-Acabo de besar a Violet – dije sin dar crédito a mis oídos.
Es que nunca creí que iba a contarle ese tipo de cosas a Ryan, y menos de esa manera.
-Oh… - dijo él, y se sentó a mi lado en la butaca del piano. Lugar que minutos antes había ocupado Violet.
La situación de ver a Ryan ocupar su lugar me causó gracia.
-¿De qué te ríes? – quiso saber, pero él también sonreía.
-De nada – contesté. Explicarle mi gracia era un poco complicado. Terminaría desvirtuándose la situación, y no sería chistoso para nadie.
-Que extraño… - dijo rascándose la cabeza distraídamente – Siempre sentí que te gustaba Emily… - dijo.
¿Acaso era tan obvio? Me odio…
-¿Por qué pensabas eso? – pregunté restándole importancia al tema.
-Por el modo en que la miras… - dijo, posando sus dedos en las teclas del piano – Es la misma mirada que veo, cuando Jac me observa… - agregó luego de un rato.
-Tú porque no te has visto – le dije bromeando.
-Yo no siento eso por Jac – contestó como si nada.
-¿No la quieres? – pregunté sorprendido. Ryan me seguía sorprendiendo día a día. Era increíble.
-La quiero como a una hermana – respondió, y comenzó a tocar una de nuestras canciones.
-¿Por qué sales con ella entonces? – una vez más había logrado confundirme.
-Sigo buscando la mejor manera… Ya sabes, para no herir demasiado sus sentimientos… - contestó.
-Ryan, eres muy raro – le dije, sin poder evitarlo.
-Mira quién habla – dijo mirándome. Le sostuve la mirada sin comprender – Acabas de besar una chica que es la mejor amiga de la mujer que amas… - explicó – En… El día de su cumpleaños… - agregó.
-Gracias por el vistazo al panorama, Ross. Eres un gran amigo… - le dije.
Desplacé suavemente sus manos del piano, para comenzar a tocar yo.
-¿Por qué lo hiciste, de todos modos? – preguntó Ryan mirándome las manos mientras yo tocaba.
-No lo sé. Supongo que la ví allí, y sentí ganas de hacerlo. ¿Por qué besaste a Jac la primera vez? – inquirí.
-Gracias a eso ahora conservo mis piernas – contestó.
Recordé el primer concierto. Ryan había hecho una fiesta en su casa para celebrarlo. Jac lo había tenido bailando toda la noche… Sonreí al recordarlo, porque fue la misma noche que comencé a caerle bien a la madre de Emily.
-¡Amigo! – gritó la voz de Emily antes de echarse sobre mis hombros, haciéndome inclinarme hacia delante.
-¿Por qué tanto…? – la palabra que seguía era “amor”. Pero no hizo falta terminar de enunciar la pregunta, ni ser respondida. Ya que la respuesta estaba sentada justo a mi lado.
-Me contaron que tienes una compañera nueva, y que es muy bonita – dijo sin soltarme.
-¿Cómo…? – comencé, para luego susurrar: - Alice… - entrecerré los ojos, pero los abrí enseguida, en sorpresa - ¿Alice? ¿Cómo consiguió ponerse en contacto contigo? – pregunté.
-Tiene el teléfono de mi casa – explicó, confundida por mi sorpresa.
-Alice… - volví a susurrar.
-¿Compañera nueva? ¿Qué sucedió con Jerry? – preguntó Ryan. Había estado a punto de olvidarlo.
-Consiguió un mejor trabajo… - respondí a la pregunta de Ryan. No tenía ganas de hablar de Haley.
-¿Así que es bonita? – preguntó Emily. Estaba comenzando a pesarme, a pesar de ser bajita y menudita.
“No tanto como tú”, me hubiese encantado responderle. Pero, debido a que era como cavar mi propia tumba, decidí mejor:
-Sí, tiene una linda sonrisa –
-¿Ah, sí? – preguntó Emily. De alguna manera pude sentir que su sonrisa triunfante por molestarme se había borrado ante mi respuesta.
-¿Celosa? – preguntó Ryan, con media sonrisa en el rostro.
-¿Qué? – preguntó Emily, descolgándose de mí y parándose a mi lado.
-Que si estás celosa de la chica nueva que trabaja donde Brendon… - repitió Ryan.
-¡No! Para nada… - respondió ella enseguida.
El resto del día mantuve mis pensamientos confusos alejados de mi mente. O al menos traté. Me reí muchísimo con Crystal y Jackie. Esas chicas sí eran un dúo. Los tres nos complotamos para molestar a Spencer. Ryan no tardó en unírsenos.
Brent persiguió a Jac toda la tarde. Por suerte esa chica de “típica rubia” no tenía ni un pelo; y se la pasó bastante bien usando a Wilson como su mascota del día.
También hablé con Violet, y gracias a que ella estaba como si nada hubiese sucedido, dejé de sentirme mal por lo que había pasado. A ella parecía no haberle importado, por lo que no debía darle muchas vueltas al asunto.
Emily seguía mirando a Ryan como chocolate Willy Wonka, pero en verdad, estuvimos juntos bastante tiempo. Sobre todo después de la charla sobre Haley. Lo que, por un segundo, me llevó a dudar si en verdad estaba celosa de ella…
Llegué a la conclusión que no la conocía; así que no tenía de qué estar celosa.
Ya hablaría yo con Alice de eso… No saldría viva de esta.
Cuando llegué a mi casa había un paquete sobre la mesita ratona.
“Dale esto a Emily de mi parte. No hice a tiempo para ir a saludarla. Besos. Shane”.
-¿Por qué eres tan atento, Shane? – me dije a mí mismo – Mañana te llevaré con tu dueña… - agregué mirando el gran paquete.
-Lo siento – exclamé en seguida. Quise decirlo en voz alta, pero todo lo que salió de mi boca fue un leve siseo.
-¿Por qué crees que todo lo que haces es un gran problema, Urie? – preguntó volviendo a sonreír.
El tono de su voz indicaba la poca importancia que acababa de darle al asunto.
Me sentí disminuido de repente.
Luego se levantó y se alejó hacia donde estaban los demás.
Me dejó allí, sin habla, boquiabierto. ¿Qué se suponía que tenía que responder a eso? La respuesta de Violet me había dejado desconcertado. Tanto incluso como mi acción. ¿Por qué lo había hecho? ¿Qué me había impulsado a hacerlo? Preguntas que rondaban en mi cabeza. Preguntas sin respuesta.
Violet seguía siendo la chica fría y seria que yo conocía. Pero ahora también era la chica feliz y divertida que había aparecido en los últimos días. Ella ahora se me presentaba como una porrista popular que pertenecía también al club de ajedrez y tenía las mejores calificaciones en matemática. Simplemente no tenía sentido. Y me mareaba sólo pensarlo.
-¿Te sientes bien, amigo? – preguntó la voz de Ryan. Sonaba lejana.
Sentí cómo posaba una de sus manos sobre mi hombro derecho.
-Acabo de besar a Violet – dije sin dar crédito a mis oídos.
Es que nunca creí que iba a contarle ese tipo de cosas a Ryan, y menos de esa manera.
-Oh… - dijo él, y se sentó a mi lado en la butaca del piano. Lugar que minutos antes había ocupado Violet.
La situación de ver a Ryan ocupar su lugar me causó gracia.
-¿De qué te ríes? – quiso saber, pero él también sonreía.
-De nada – contesté. Explicarle mi gracia era un poco complicado. Terminaría desvirtuándose la situación, y no sería chistoso para nadie.
-Que extraño… - dijo rascándose la cabeza distraídamente – Siempre sentí que te gustaba Emily… - dijo.
¿Acaso era tan obvio? Me odio…
-¿Por qué pensabas eso? – pregunté restándole importancia al tema.
-Por el modo en que la miras… - dijo, posando sus dedos en las teclas del piano – Es la misma mirada que veo, cuando Jac me observa… - agregó luego de un rato.
-Tú porque no te has visto – le dije bromeando.
-Yo no siento eso por Jac – contestó como si nada.
-¿No la quieres? – pregunté sorprendido. Ryan me seguía sorprendiendo día a día. Era increíble.
-La quiero como a una hermana – respondió, y comenzó a tocar una de nuestras canciones.
-¿Por qué sales con ella entonces? – una vez más había logrado confundirme.
-Sigo buscando la mejor manera… Ya sabes, para no herir demasiado sus sentimientos… - contestó.
-Ryan, eres muy raro – le dije, sin poder evitarlo.
-Mira quién habla – dijo mirándome. Le sostuve la mirada sin comprender – Acabas de besar una chica que es la mejor amiga de la mujer que amas… - explicó – En… El día de su cumpleaños… - agregó.
-Gracias por el vistazo al panorama, Ross. Eres un gran amigo… - le dije.
Desplacé suavemente sus manos del piano, para comenzar a tocar yo.
-¿Por qué lo hiciste, de todos modos? – preguntó Ryan mirándome las manos mientras yo tocaba.
-No lo sé. Supongo que la ví allí, y sentí ganas de hacerlo. ¿Por qué besaste a Jac la primera vez? – inquirí.
-Gracias a eso ahora conservo mis piernas – contestó.
Recordé el primer concierto. Ryan había hecho una fiesta en su casa para celebrarlo. Jac lo había tenido bailando toda la noche… Sonreí al recordarlo, porque fue la misma noche que comencé a caerle bien a la madre de Emily.
-¡Amigo! – gritó la voz de Emily antes de echarse sobre mis hombros, haciéndome inclinarme hacia delante.
-¿Por qué tanto…? – la palabra que seguía era “amor”. Pero no hizo falta terminar de enunciar la pregunta, ni ser respondida. Ya que la respuesta estaba sentada justo a mi lado.
-Me contaron que tienes una compañera nueva, y que es muy bonita – dijo sin soltarme.
-¿Cómo…? – comencé, para luego susurrar: - Alice… - entrecerré los ojos, pero los abrí enseguida, en sorpresa - ¿Alice? ¿Cómo consiguió ponerse en contacto contigo? – pregunté.
-Tiene el teléfono de mi casa – explicó, confundida por mi sorpresa.
-Alice… - volví a susurrar.
-¿Compañera nueva? ¿Qué sucedió con Jerry? – preguntó Ryan. Había estado a punto de olvidarlo.
-Consiguió un mejor trabajo… - respondí a la pregunta de Ryan. No tenía ganas de hablar de Haley.
-¿Así que es bonita? – preguntó Emily. Estaba comenzando a pesarme, a pesar de ser bajita y menudita.
“No tanto como tú”, me hubiese encantado responderle. Pero, debido a que era como cavar mi propia tumba, decidí mejor:
-Sí, tiene una linda sonrisa –
-¿Ah, sí? – preguntó Emily. De alguna manera pude sentir que su sonrisa triunfante por molestarme se había borrado ante mi respuesta.
-¿Celosa? – preguntó Ryan, con media sonrisa en el rostro.
-¿Qué? – preguntó Emily, descolgándose de mí y parándose a mi lado.
-Que si estás celosa de la chica nueva que trabaja donde Brendon… - repitió Ryan.
-¡No! Para nada… - respondió ella enseguida.
El resto del día mantuve mis pensamientos confusos alejados de mi mente. O al menos traté. Me reí muchísimo con Crystal y Jackie. Esas chicas sí eran un dúo. Los tres nos complotamos para molestar a Spencer. Ryan no tardó en unírsenos.
Brent persiguió a Jac toda la tarde. Por suerte esa chica de “típica rubia” no tenía ni un pelo; y se la pasó bastante bien usando a Wilson como su mascota del día.
También hablé con Violet, y gracias a que ella estaba como si nada hubiese sucedido, dejé de sentirme mal por lo que había pasado. A ella parecía no haberle importado, por lo que no debía darle muchas vueltas al asunto.
Emily seguía mirando a Ryan como chocolate Willy Wonka, pero en verdad, estuvimos juntos bastante tiempo. Sobre todo después de la charla sobre Haley. Lo que, por un segundo, me llevó a dudar si en verdad estaba celosa de ella…
Llegué a la conclusión que no la conocía; así que no tenía de qué estar celosa.
Ya hablaría yo con Alice de eso… No saldría viva de esta.
Cuando llegué a mi casa había un paquete sobre la mesita ratona.
“Dale esto a Emily de mi parte. No hice a tiempo para ir a saludarla. Besos. Shane”.
-¿Por qué eres tan atento, Shane? – me dije a mí mismo – Mañana te llevaré con tu dueña… - agregué mirando el gran paquete.
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