CAPITULO 18: “SLOW LEAVE WALKING TO THE WORLD”

Voy a proceder a saltarme un par de semanas de mi vida. Es que, simplemente no pasó nada interesante como para contarlo. Bueno, quizá algo sí. Habíamos terminado de grabar nuestro primer disco, y Decaydance Records nos iba a llevar de gira. El álbum había quedado excelente, al menos a mi parecer. Nos divertimos muchísimo, sobre todo con Ryan. Discutimos y nos peleamos a lo loco por ver quién grabaría las partes de bajo. Brent había dicho que no quería hacerlo por miedo a que no salgan como nosotros esperábamos. Realmente le insistimos, es más: le ofrecimos simplificar un poco lo que Ryan y Spencer habían escrito, de manera que le resultara más fácil tocarlo; pero se negó. Terminamos grabándolo Ryan y yo. De todos modos simplificamos las canciones para que pueda tocarlas en vivo; él nos prometió que algún día podría tocarlas tal cual eran originalmente. Le creímos.
Pete había hablando con nosotros tres días después que termináramos de grabar el disco.
-Okay muchachitos míos, tengo entendido que saben lavar su propia ropa interior, ¿estoy errado? – preguntó Pete al entrar a la habitación.
Estábamos aún en el estudio, Spencer seguía en la batería. Ryan jugaba con su guitarra. Brent estaba jugando con su viejo gameboy. Y yo, tristemente, canturreaba por lo bajo una canción de los Beatles. Los cuatro nos quedamos mirando a Pete perplejos ante tremenda pregunta.
-¿Sí? – contestó Spencer – Quiero decir, sí, sí podemos… Pero… - se quedó a mitad de oración porque Pete lo interrumpió.
-¡Genial! Lo van a necesitar. No es fácil que cuatro personas vivan limpiamente en un autobús si no pueden lavar su ropa interior por sí mismos… - comentó adentrándose más a la habitación.
-¿Autobús? – pregunté reprimiendo un grito de gloria.
-¿Quieres decir que nos vamos de gira? – preguntó Ryan, que ya se le estaba resbalando la guitarra de pura alegría.
La amplia sonrisa en el rostro de Pete acabó con nuestras dudas. Nos íbamos de gira.
Spencer saltó por encima de la batería para abrazar a su viejo amigo. No tardé en unirme a ellos. Brent, por el otro lado… Bueno, no parecía haberse dado cuenta al principio. Pero en cuanto perdió una vida en no sé qué juego que estaba jugando se dio cuenta lo que había pasado.
Así que ahí estábamos, en el día de la fecha, parados en medio de la calle, esperando al bus que no venía.
-¿Es invisible, o algo? – preguntó Spencer muy de buen humor. Todos lo estábamos.
-Tal vez sólo aparece si hay niebla – bromeó Ryan.
-Me quedo con la invisibilidad, a menos que estemos hablando de El Holandés Errante – comenté. Spencer se rió ante mi comentario y luego añadió:
-Claro, La Mujer Maravilla siempre tiene más sentido… -
-¿Qué le pasa a su amigo? – preguntó un hombre cuya voz desconocía. Volteé para ver quién era.
Definitivamente no lo conocía, y definitivamente no lo quería de enemigo. Era alto y fornido. Gordo, sí, pero eso no lo hacía menos temerario. De cabello rubio, aunque lo llevaba muy corto, casi rasurado por completo. Lucía una barba recortada y abundante. Más allá de su tremendo físico, tenía un rostro amable.
A su lado había otro hombre muy parecido a él, salvo que colorado. También de rostro bonachón.
-¿Qué amigo? – preguntamos los tres automáticamente.
Él hombre rubio señaló alguien a nuestras espaldas: Brent se había quedado dormido sobre las cajas de los instrumentos.
Nos reímos un buen rato.
-Es Brent – dijo Ryan sin dejar de sonreír – Nuestro bajista… -
-El chico que te acaba de hablar se llama Ryan, el que parece que tiene catorce es Brendon, y el otro es Spencer – la voz de Pete salió de detrás de los dos desconocidos.
-¿Catorce? - me pregunté a mí mismo en voz baja, mirándome. No parecía de catorce. Pete estaba siendo injusto.
-Hola chicos – dijo el rubio.
-Niños, ellos son Zack y Dan – dijo señalando primero al rubio y luego al colorado – Serán sus guardaespaldas en la gira – explicó - aunque no creo que ninguna groupie los corra por la calle… - agregó en voz baja.
-No quiero sonar maleducado, pero ¿para qué viniste hoy, Pete? – preguntó Spencer.
-Para asegurarme que ninguno de ustedes corra al ver la chatarra en que van a viajar durante dos meses... – dijo Pete.
Lo miramos boquiabiertos. Zack se rió por lo bajo
-Estoy bromeando, chicos… - explicó – Quiero que los cuatro se suban a ese bus cuando llegue… - dijo luego – Además quería ver si alguna de sus madres venía a despedirlos, hubiese sido de lo más gracioso –
Pete era realmente hilarante. Me pregunté cómo sería ir de gira con él; aunque primero quería cansarme de mis amigos, para comprobar si podría controlar un “Pete” en gira. El resto de Fall Out Boy no debe pasarla muy bien todos los días.
-¡Brendon! – oí que alguien gritó.
“Genial, mamá está aquí”, pensé dando un suspiro.
-Creí que había llegado muy tarde – dijo mirando su reloj.
-¿Y tú quién eres? – preguntó Pete curioso.
-Él es mi madre… - contesté señalándolo rápidamente con una mano.
-Mi nombre es Shane Valdés, vivo con… Brendon vive conmigo – dijo estrechando manos con Pete –
-Pete Wentz – se presentó.
-¿Nadie va a despertar a Brent? – preguntó Shane señalándolo.
-Nadie va a soportarlo si se queja constantemente que tiene sueño, ¿viniste solo? – pregunté.
-Emily venía corriendo detrás de mí hace cinco minutos, y Violet se negó a correr. Jac venía caminando con ella – explicó Shane.
-Pero si le dije que no viniera – dijo Ryan poniendo los ojos en blanco.
-¿Qué es? ¿Tu hermanita? – preguntó Pete.
-No, es mí… La chica con la que estoy saliendo – explicó Ryan a regañadientes.
-¡Wow! No le digas a ella que no la consideras tu novia, muchacho. La vas a lastimar – dijo Pete sonriendo de pura maldad.
-Sabe que no la presento como mi novia – dijo Ryan serenamente.
-¿Quiénes son el resto? – preguntó Pete derrotado.
-Una amiga mía de la universidad, y una amiga de la amiga mía de la universidad – explicó Shane.
-Me perdí en “una” – dijo Pete – Ahí viene más gente, esto será emocionante –
Era realmente perturbador ver cómo Pete se regodeaba en nuestra vergüenza. Spencer volteó, ya que la gente que se acercaba venía por su espalda. Y al ver de quién se trataba giró de nuevo con cara de pánico.
-¿Querías madres, Pete? Pues ahí viene la mía… - dijo resignado.
-¿Y los monitos son tus hermanas? – preguntó.
-¡Spencer James Smith! – le gritó su madre con fingido enojo - ¿Pensabas irte de gira sin despedir a tu familia? – preguntó.
-¡Ay, mamá! – se quejó Spencer.
-No me digas “¡Ay, mamá!” – le dijo mientras le arreglaba el pelo. Por supuesto, a todo esto, Pete estaba rojo como un tomate, conteniendo la risa.
-Déjame el cabello – susurró Spencer.
-Trajiste tú-
-No lo hagas, por favor. Tengo todo ma… - pidió Spencer.
-¡Brendon! – volví a escuchar gritar. Pero esta vez no llegué a voltear, porque Emily ya se había aferrado a mi torso antes de dejar de gritar mi nombre.
-Emily… No… Me dejas… Res… Respirar… - le dije entre jadeos.
-Lo siento – dijo ella sonriendo y abrazándome más ligeramente.
Me giré dentro de su abrazo para enfrentarla.
-Vamos, no vas a extrañarme demasiado – le dije.
-No me mientas… - me dijo ella frunciendo el ceño sin dejar de sonreír.
-De acuerdo – comencé – Nunca creí que te importara tanto como para que vengas a despedirme – confesé.
-¿Bromeas? ¡No voy a verte por dos meses! – exclamó. Involuntariamente la abracé más fuerte.
-Eres tan tierna – susurré. En realidad se me escapó.
Pude imaginar la cara que estaría poniendo tanto Pete como Ryan, pero lo olvidé enseguida. No me importaba nada más que Emily en mis brazos.
-¿Llevas tu sidekick? – me preguntó echando la cabeza hacia atrás para poder verme a los ojos.
-Claro. Tendré que acostumbrarme a que me molestes día y noche, ¿verdad? – pregunté con media sonrisa.
-Tú lo has dicho – contestó correspondiendo a mi sonrisa.
-Hey, Emily, no eres su única amiga, ¿sabes? – dijo Violet poniendo una mano sobre el hombro derecho de Emily.
-Oh, claro – dijo Emily haciéndose a un lado.
-Que tengas mucha suerte – me dijo sonriendo. Luego se acercó y rodeó sus brazos en mi cuello. Como era más alta que Emily ella podía hacerlo sin que tuviera que agacharme o levantarla. Besó mi mejilla y se apartó.
-Gracias – le dije confundido.
-¡Boyd! – “Diablos, llegó Alice”, pensé.
-¡Brent Matthew Wilson Segundo! –
-Aquí está la fiesta que esperabas – le dije a Pete antes que Alice me atacara por la espalda, literalmente. Se me colgó del cuello. Siempre tan cariñosa.
-¿No pensabas avisarla a tu hermana que hoy te ibas de gira? – exigió.
-¿Tu hermana? – preguntó Jac que acaba de saludarse con Ryan, y aún estaban entrelazados.
-Tiene problemitas – aclaré sin explicar demasiado.
-Me enteré por Jerry, ¡Jerry! –
-Alice, no tienes que gritar ¡Estás al lado de mi oreja! – le grité.
-Lo siento… - exclamó bajándose de mí.
-Te voy a extrañar, mequetrefe… - le dije abrazándola.
-Yo también. Por cierto, Jerry está estacionando –
-¿Vino Jerry? – pregunté.
-¡Brent! ¡Levántate maldita sea! – le gritaba su madre a Brent, mientras le daba patadas a su hijo.
-Esa mujer está loca – dijo Pete escondiéndose detrás de Zack, quién se rió con ganas ante la situación.
Sin previo aviso esta vez, unos bracitos pequeños rodearon mis piernas.
-¡Lucy! – exclamé al ver hacia abajo. La alcé en brazos.
-Venimos a desearte buena suerte – me dijo sonriendo.
-No debieron – le dije a Jerry mientras se acercaba, sin poder contener una sonrisa muy amplia.
-No era broma lo de mis “hijos adoptivos” – me explicó él.
-Gracias por venir Jane, en serio – dije.
-Deja de agradecerte tanto Brendon – me dijo ella.
Y así estábamos todos saludándonos con todos cuando llegó el bus.
-¡Hora de partir! – gritó Pete, aunque sin salir de su refugio detrás de Zack.
Subimos las cosas, y luego nos subimos nosotros. Y saludamos por última vez a la que gente que nos amaba. Nos llevábamos lindos recuerdos para el viaje. Sobre todo Brent, que se llevaba un par de moretones.

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