CAPITULO 9: “ACCIDENTS”
Así pasaron un par de semanas.
Había comenzado a trabajar sólo al mediodía, para poder pasar más tiempo practicando con la banda; Brent no era un gran fanático de levantarse temprano por la mañana.
La banda estaba progresando, ya teníamos bastantes canciones y nos juntábamos prácticamente todos los días a ensayar. Ahora entre todos podíamos pagar una verdadera sala de ensayo, por suerte para el padre de Ryan.
Shane había tenido la brillante idea de subir algunos de nuestros videos de la presentación en vivo a internet, pero aún no habíamos decidido si hacerlo; y en el caso de estar de acuerdo, jamás podríamos elegir uno que nos gustara a los cuatro por igual.
Habían comenzado las clases para Emily, por lo que (gracias al cielo) no podía molestarme en el trabajo. Aún así no pasaba un dia sin que ella y su amiga Violet pasaran a buscarme a la salida del trabajo. Me esperaban en la vereda de enfrente de Smoothie House.
-Ahí está tu novia y su temeraria mascota – dijo Alice un día cuando salimos por la puerta principal de Smoothie House junto a Jerry.
-Su nombre es Violet, y Emily no es mi novia – le contesté.
-No aún – comentó Jerry.
-Jerry, no fastidies… - le dije antes de cruzar la calle – ¡Nos vemos mañana! – los saludé con la mano.
-¡Qué te diviertas! – gritó Alice sonriendo maliciosamente.
-¡Adiós! – exclamó Jerry a la vez, también saludándome con una mano.
-Esa chica me cae bien – dijo Emily levantándose de donde estaba sentada.
-¿Quién? ¿Alice? – pregunté señalando detrás de mí.
-Sí, la chica que trabaja contigo – agregó.
-Violet… ¿Algún día podré ver tu rostro completo? – pregunté bromeando mientras comenzábamos a caminar.
-No lo oculto – respondió con su voz profunda – mi pelo sólo cae de esa manera… -
-¿Tienes ensayo con los chicos hoy? – preguntó Emily.
-No, ¿por qué? – pregunté algo intrigado y emocionado a la vez.
-Porque V vendrá a casa para hacer un trabajo para el colegio. Tal vez quieras venir a ayudar… - comentó.
-¿Acaba de comenzar el año y ya les dan trabajos? ¿A qué clase de escuela asisten? – pregunté riendo.
-¿Vienes o no, Urie? – preguntó Violet; creo que esa fue la segunda vez en mi vida que la ví sonreír.
-Claro… Recordaré buenos tiempos… - acepté.
Caminamos hablando de la escuela. Ellas me contaron sobre algunos de sus más extraños compañeros. Si bien Violet se había mudado este verano a aquí, parecía conocer muy bien a todos. Cuando llegamos a la puerta de la casa de Emily me detuve.
-¿Qué sucede Brendon? – cuestionó Emily sonriendo.
Conocía tan bien la puerta de esa casa, y sin embargo ahora se veía tan extraña. A decir verdad temía entrar, sólo por el hecho que su madre tal vez estuviera dentro. No sería muy agradable tener un encuentro cercano con la ley.
-¿Brendon…? – preguntó Emily de nuevo.
-¿Qué? – pregunté yo saliendo de mi ensimismamiento – Nada, es sólo que… Es tan extraño. No está tu madre en casa, ¿verdad? – pregunté bromeando mientras ingresaba.
-Claro que no… - contestó Emily sonriendo mientras cerraba la puerta tras de mí.
-¿Y de qué es su trabajo? – pregunté mientras observaba la casa de Emily. Había divisado el pasillo con anterioridad, pero jamás había notado la cantidad enorme de cuadros que tenían aquellas paredes. Me quedé mirando uno en especial; era una pintura que retrataba el centro de Los Ángeles. Estaba dibujado a la perfección. Es decir, yo sólo había visto fotos en postales y cosas por el estilo, pero se veía idéntico a esas imágenes.
-Esa pintura la hizo mi hermano, Charlie – comentó Emily parándose a mi lado.
-¿Tu hermanito? – pregunté yo.
-No, mi otro hermano. Es más grande que yo, vive allí, en L.A. – explicó. Miraba la pintura con nostalgia.
-¿Cuántos años tiene? – pregunté mirándola.
-Diecinueve – contestó sin dejar de mirar el cuadro – Este fue el primer cuadro que mandó desde que vive allá. Hizo el boceto desde un helicóptero. Grandioso ¿verdad? – agregó.
-Sí. Así que son todos artistas… - comenté mientras me adentraba un poco más.
-Claro. Mi hermanito, Matt, toca el piano. Al igual que papá…- dijo con una sonrisa llena de orgullo.
-¿Y él cuántos años tiene? – pregunté entrando a la cocina, que estaba a la izquierda del pasillo. A mi derecha estaba el living, y delante de mí había una larga escalera de madera oscura.
-Nueve – contestó ella.
-¿Nueve? – pregunté frunciendo el ceño – Se llevan muchos años… - comenté – O tal vez yo y mis hermanos nos llevamos muy poco… -
-Mamá perdió un bebé entre Matty y yo… - explicó, luego de reírse de mi comentario.
-Lo siento – dije.
-¿Tú cuántos hermanos tienes? – preguntó Emily. Violet ya estaba sentada a la gran mesa de la cocina y había desplegado algunos planos y unas hojas con anotaciones desprolijas.
-Nosotros somos cinco. Mamá se llevó un buen susto criándonos… - comenté.
-Yo también quiero a mis hermanos, pero tenemos un proyecto de física qué hacer… - comentó Violet estudiando sus planos.
-¿Física? – comenté – No creo que sea de gran ayuda. Deberías haberle pedido ayuda a Ryan – comenté. Y mientras lo decía supe que no tendría que haberlo hecho.
-¿A Ryan le gusta la física? – preguntó Emily con un sonrisita tonta.
-Sí, le gusta el colegio en general… - respondí, ya no tan feliz como estaba antes.
-Ryan es perfecto, Emily. Ya lo comprobaste, ¿podemos ponernos a trabajar? – dijo Violet.
-Tu no tienes hermanos – dijo Emily sentándose a la mesa, conservando aún su sonrisa.
-¿Por qué las cosas importantes siempre te llegan con tardanza? – preguntó Violet sonriendo.
-Todo me llega con la misma tardanza, menos la música, V… - le dijo Emily mientras se acomodaba el pelo detrás de la oreja.
-¡Diablos! ¡Esta maldita fórmula me está volviendo loca! – exclamó Violet sosteniendo su cabeza con ambas manos.
-Tal vez debas recogerte el pelo, V. Siempre piensas mejor si nada te molesta – comentó Emily.
-¿Se supone que eso tenga sentido? – pregunté yo. Estaba totalmente perdido en la conversación entre las amigas.
-Sí… - contestó Violet.
-Yo mientras iré a buscar lo que ya tenemos avanzado – dijo Emily yéndose de la cocina. Pude escuchar el ruido de sus pies en la escalera, por lo que deduje que las habitaciones debían estar arriba.
Mientras esperábamos Violet se ató el pelo. Al verle el rostro completo descubrí que era algo anguloso, aunque muy bello. Su piel pálida hacía que el rojo de sus labios resaltara de una manera muy pintoresca. Tenía los ojos algo rasgados y las cejas finas y delicadas. Sin embargo la mayor atracción de su rostro eran sus ojos.
-¿Sorprendente, no? – preguntó ella con una sonrisa amarga.
-Es… Simplemente… ¿Cómo es posible? – pregunté al admirarlos. El ojo que yo siempre había visto era de un marrón rojizo, pero el otro era de un celeste casi blanco.
-Fue un accidente cuando era sólo un bebé – contó – Deja de mirarme así, Brendon, me estás avergonzando – agregó, y sus mejillas se tornaron de un color rosado.
-Lo siento – dije haciendo mi mejor esfuerzo para dejar de mirarla de esa manera.
-Mi padre es químico. Ese día él estaba cuidando de mí, puesto que mi madre no había conseguido niñera. Para ésa época, él trabajaba en casa. Estaba haciendo un experimento con ácidos cuyos nombres ya no recuerdo y… Bueno, los accidentes ocurren, ¿no? Mi padre aún no se explica cómo no quedé ciega de ese ojo – dijo señalándoselo con el dedo índice.
-Wow… - fue todo lo que pude decir.
-Me da un aspecto lobuno… - dijo ella sonriendo. En eso apareció Emily, y junto a ella, un cegador flash.
-¡Al fin tengo una foto tuya! – exclamó contenta – Y sonríes… - agregó.
-¿Podemos volver a concentrarnos en el trabajo? – cuestionó Violet.
-Claro – contestó una muy contenta Emily.
Se escuchó el ruido de la puerta.
-¿Emily? ¿Estás en casa? – preguntó la voz de su madre.
-¡Estoy en la cocina mamá! – contestó Emily.
-Mejor me voy – comenté.
-¿Ya? – preguntó Emily.
-Sí, además le prometí a Shane que prepararía algo rico para cenar. Como es viernes se escapará de la universidad para recordar que vivió con alguien durante el verano… -comenté – Nos vemos V – agregué saludándola con un beso en la mejilla.
-Nos vemos, Urie – dijo ella.
-¡Brendon! – exclamó su madre cuando nos cruzamos en el pasillo.
-Buenos días señora Williams – dije con una sonrisa forzada.
-¿Ya te vas? – preguntó. Eso fue muy extraño.
-Sí, debo ir a casa a preparar la cena. Además sólo estoy retrasando a las chicas en su trabajo – contesté.
-Cuídate… - me dijo mientras se dirigía al living y Emily y yo nos acercábamos a la puerta.
-Nos vemos el lunes luego del trabajo – me dijo Emily mientras abría la puerta.
-¿Qué tú y Violet jamás se van a cansar de ir por mí? – pregunté burlón.
-Olvídalo – dijo dándome un beso en la mejilla – No hay nada más divertido que molestar a mi amigo Brendon. Hazme un favor y saluda a Shane de mi parte, ¿sí? – agregó.
-Claro – contesté – Nos vemos entonces… –
“Mi amigo Brendon”, esa frase rebotaría en mis oídos por el resto de la noche.
Había comenzado a trabajar sólo al mediodía, para poder pasar más tiempo practicando con la banda; Brent no era un gran fanático de levantarse temprano por la mañana.
La banda estaba progresando, ya teníamos bastantes canciones y nos juntábamos prácticamente todos los días a ensayar. Ahora entre todos podíamos pagar una verdadera sala de ensayo, por suerte para el padre de Ryan.
Shane había tenido la brillante idea de subir algunos de nuestros videos de la presentación en vivo a internet, pero aún no habíamos decidido si hacerlo; y en el caso de estar de acuerdo, jamás podríamos elegir uno que nos gustara a los cuatro por igual.
Habían comenzado las clases para Emily, por lo que (gracias al cielo) no podía molestarme en el trabajo. Aún así no pasaba un dia sin que ella y su amiga Violet pasaran a buscarme a la salida del trabajo. Me esperaban en la vereda de enfrente de Smoothie House.
-Ahí está tu novia y su temeraria mascota – dijo Alice un día cuando salimos por la puerta principal de Smoothie House junto a Jerry.
-Su nombre es Violet, y Emily no es mi novia – le contesté.
-No aún – comentó Jerry.
-Jerry, no fastidies… - le dije antes de cruzar la calle – ¡Nos vemos mañana! – los saludé con la mano.
-¡Qué te diviertas! – gritó Alice sonriendo maliciosamente.
-¡Adiós! – exclamó Jerry a la vez, también saludándome con una mano.
-Esa chica me cae bien – dijo Emily levantándose de donde estaba sentada.
-¿Quién? ¿Alice? – pregunté señalando detrás de mí.
-Sí, la chica que trabaja contigo – agregó.
-Violet… ¿Algún día podré ver tu rostro completo? – pregunté bromeando mientras comenzábamos a caminar.
-No lo oculto – respondió con su voz profunda – mi pelo sólo cae de esa manera… -
-¿Tienes ensayo con los chicos hoy? – preguntó Emily.
-No, ¿por qué? – pregunté algo intrigado y emocionado a la vez.
-Porque V vendrá a casa para hacer un trabajo para el colegio. Tal vez quieras venir a ayudar… - comentó.
-¿Acaba de comenzar el año y ya les dan trabajos? ¿A qué clase de escuela asisten? – pregunté riendo.
-¿Vienes o no, Urie? – preguntó Violet; creo que esa fue la segunda vez en mi vida que la ví sonreír.
-Claro… Recordaré buenos tiempos… - acepté.
Caminamos hablando de la escuela. Ellas me contaron sobre algunos de sus más extraños compañeros. Si bien Violet se había mudado este verano a aquí, parecía conocer muy bien a todos. Cuando llegamos a la puerta de la casa de Emily me detuve.
-¿Qué sucede Brendon? – cuestionó Emily sonriendo.
Conocía tan bien la puerta de esa casa, y sin embargo ahora se veía tan extraña. A decir verdad temía entrar, sólo por el hecho que su madre tal vez estuviera dentro. No sería muy agradable tener un encuentro cercano con la ley.
-¿Brendon…? – preguntó Emily de nuevo.
-¿Qué? – pregunté yo saliendo de mi ensimismamiento – Nada, es sólo que… Es tan extraño. No está tu madre en casa, ¿verdad? – pregunté bromeando mientras ingresaba.
-Claro que no… - contestó Emily sonriendo mientras cerraba la puerta tras de mí.
-¿Y de qué es su trabajo? – pregunté mientras observaba la casa de Emily. Había divisado el pasillo con anterioridad, pero jamás había notado la cantidad enorme de cuadros que tenían aquellas paredes. Me quedé mirando uno en especial; era una pintura que retrataba el centro de Los Ángeles. Estaba dibujado a la perfección. Es decir, yo sólo había visto fotos en postales y cosas por el estilo, pero se veía idéntico a esas imágenes.
-Esa pintura la hizo mi hermano, Charlie – comentó Emily parándose a mi lado.
-¿Tu hermanito? – pregunté yo.
-No, mi otro hermano. Es más grande que yo, vive allí, en L.A. – explicó. Miraba la pintura con nostalgia.
-¿Cuántos años tiene? – pregunté mirándola.
-Diecinueve – contestó sin dejar de mirar el cuadro – Este fue el primer cuadro que mandó desde que vive allá. Hizo el boceto desde un helicóptero. Grandioso ¿verdad? – agregó.
-Sí. Así que son todos artistas… - comenté mientras me adentraba un poco más.
-Claro. Mi hermanito, Matt, toca el piano. Al igual que papá…- dijo con una sonrisa llena de orgullo.
-¿Y él cuántos años tiene? – pregunté entrando a la cocina, que estaba a la izquierda del pasillo. A mi derecha estaba el living, y delante de mí había una larga escalera de madera oscura.
-Nueve – contestó ella.
-¿Nueve? – pregunté frunciendo el ceño – Se llevan muchos años… - comenté – O tal vez yo y mis hermanos nos llevamos muy poco… -
-Mamá perdió un bebé entre Matty y yo… - explicó, luego de reírse de mi comentario.
-Lo siento – dije.
-¿Tú cuántos hermanos tienes? – preguntó Emily. Violet ya estaba sentada a la gran mesa de la cocina y había desplegado algunos planos y unas hojas con anotaciones desprolijas.
-Nosotros somos cinco. Mamá se llevó un buen susto criándonos… - comenté.
-Yo también quiero a mis hermanos, pero tenemos un proyecto de física qué hacer… - comentó Violet estudiando sus planos.
-¿Física? – comenté – No creo que sea de gran ayuda. Deberías haberle pedido ayuda a Ryan – comenté. Y mientras lo decía supe que no tendría que haberlo hecho.
-¿A Ryan le gusta la física? – preguntó Emily con un sonrisita tonta.
-Sí, le gusta el colegio en general… - respondí, ya no tan feliz como estaba antes.
-Ryan es perfecto, Emily. Ya lo comprobaste, ¿podemos ponernos a trabajar? – dijo Violet.
-Tu no tienes hermanos – dijo Emily sentándose a la mesa, conservando aún su sonrisa.
-¿Por qué las cosas importantes siempre te llegan con tardanza? – preguntó Violet sonriendo.
-Todo me llega con la misma tardanza, menos la música, V… - le dijo Emily mientras se acomodaba el pelo detrás de la oreja.
-¡Diablos! ¡Esta maldita fórmula me está volviendo loca! – exclamó Violet sosteniendo su cabeza con ambas manos.
-Tal vez debas recogerte el pelo, V. Siempre piensas mejor si nada te molesta – comentó Emily.
-¿Se supone que eso tenga sentido? – pregunté yo. Estaba totalmente perdido en la conversación entre las amigas.
-Sí… - contestó Violet.
-Yo mientras iré a buscar lo que ya tenemos avanzado – dijo Emily yéndose de la cocina. Pude escuchar el ruido de sus pies en la escalera, por lo que deduje que las habitaciones debían estar arriba.
Mientras esperábamos Violet se ató el pelo. Al verle el rostro completo descubrí que era algo anguloso, aunque muy bello. Su piel pálida hacía que el rojo de sus labios resaltara de una manera muy pintoresca. Tenía los ojos algo rasgados y las cejas finas y delicadas. Sin embargo la mayor atracción de su rostro eran sus ojos.
-¿Sorprendente, no? – preguntó ella con una sonrisa amarga.
-Es… Simplemente… ¿Cómo es posible? – pregunté al admirarlos. El ojo que yo siempre había visto era de un marrón rojizo, pero el otro era de un celeste casi blanco.
-Fue un accidente cuando era sólo un bebé – contó – Deja de mirarme así, Brendon, me estás avergonzando – agregó, y sus mejillas se tornaron de un color rosado.
-Lo siento – dije haciendo mi mejor esfuerzo para dejar de mirarla de esa manera.
-Mi padre es químico. Ese día él estaba cuidando de mí, puesto que mi madre no había conseguido niñera. Para ésa época, él trabajaba en casa. Estaba haciendo un experimento con ácidos cuyos nombres ya no recuerdo y… Bueno, los accidentes ocurren, ¿no? Mi padre aún no se explica cómo no quedé ciega de ese ojo – dijo señalándoselo con el dedo índice.
-Wow… - fue todo lo que pude decir.
-Me da un aspecto lobuno… - dijo ella sonriendo. En eso apareció Emily, y junto a ella, un cegador flash.
-¡Al fin tengo una foto tuya! – exclamó contenta – Y sonríes… - agregó.
-¿Podemos volver a concentrarnos en el trabajo? – cuestionó Violet.
-Claro – contestó una muy contenta Emily.
Se escuchó el ruido de la puerta.
-¿Emily? ¿Estás en casa? – preguntó la voz de su madre.
-¡Estoy en la cocina mamá! – contestó Emily.
-Mejor me voy – comenté.
-¿Ya? – preguntó Emily.
-Sí, además le prometí a Shane que prepararía algo rico para cenar. Como es viernes se escapará de la universidad para recordar que vivió con alguien durante el verano… -comenté – Nos vemos V – agregué saludándola con un beso en la mejilla.
-Nos vemos, Urie – dijo ella.
-¡Brendon! – exclamó su madre cuando nos cruzamos en el pasillo.
-Buenos días señora Williams – dije con una sonrisa forzada.
-¿Ya te vas? – preguntó. Eso fue muy extraño.
-Sí, debo ir a casa a preparar la cena. Además sólo estoy retrasando a las chicas en su trabajo – contesté.
-Cuídate… - me dijo mientras se dirigía al living y Emily y yo nos acercábamos a la puerta.
-Nos vemos el lunes luego del trabajo – me dijo Emily mientras abría la puerta.
-¿Qué tú y Violet jamás se van a cansar de ir por mí? – pregunté burlón.
-Olvídalo – dijo dándome un beso en la mejilla – No hay nada más divertido que molestar a mi amigo Brendon. Hazme un favor y saluda a Shane de mi parte, ¿sí? – agregó.
-Claro – contesté – Nos vemos entonces… –
“Mi amigo Brendon”, esa frase rebotaría en mis oídos por el resto de la noche.
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