CAPITULO 19:
“JUST FOR THE RECORD, THE WEATHER TODAY IS SLIGHTLY SARCASTIC WITH A GOOD CHANCE OF: A. INDIFFERENCE; OR B. DISINTEREST IN WHAT THE CRITICS SAY"
Llevábamos un mes de gira y a cada show sentía que cada vez apestaba más. Por alguna extraña razón me escuchaba desafinado. Ryan estaba más que cansado de decirme que lo estaba haciendo bien. Es más: ya no lo hacía más; Spencer había tomado su lugar. Brent había intentado practicar las versiones originales de las canciones, pero todavía le sonaban muy difíciles. Tal vez podía tocarlas una vez, pero cuando quería repetirlas, no le salían bien del todo.
-Ya sé que apesto… - dijo luego que los tres nos quedáramos callados tras mostrarnos cómo tocaba la versión original del bajo de “London Beckoned Songs About Money Writen By Machines”.
-Basta de decir que apestan, me tienen harto – dijo Zack desde un sillón.
Estábamos todos encerrados en el autobús.
-Nosotros dos estamos muy contentos con nuestro desempeño – dijo Spencer señalándose él primero y luego a Ryan.
-Sin embargo, Ryan podría mejorar en el piano… - comentó Dan.
-Simplemente voy a ignorarte – le contestó Ryan – Mejor sigue con las versiones simples. Al menos por esta gira – agregó dirigiéndose a Brent.
-De acuerdo – contestó Brent, pero se puso a practicar de nuevo.
A veces la persistencia de este chico me sorprendía. Todo el tiempo pareció no importarle demasiado la banda, pero al parecer no era así.
Estaba pensando aún en eso cuando el celular de Ryan comenzó a sonar en mi bolsillo. Me asusté porque había olvidado que estaba allí.
-¿Hola? – atendí. Era Pete. – Ryan me dio su teléfono para que se lo tenga, sí, ya te paso… ¡Que ya te lo paso! – le grité al teléfono. Qué insoportable se volvía cuando n obtenía lo que quería.
Ryan estuvo hablando con él por un rato. Él también sonaba un poco alterado, aunque más que nada angustiado.
-¿Qué pasó? – pregunté junto con Spencer, los dos mirando fijamente a Ryan, que aún estaba mirando la pantalla de su teléfono.
-Enemy acaba de darnos una mala reseña – contestó amargado.
-¿La revista? – preguntó Spencer sorprendido.
-Sí – contestó Ryan.
-Al menos salimos en una revista, ¿no? – la voz de Brent sonó lejana.
-¿Zack, crees que puedas ir a comprar un ejemplar? – preguntó Ryan, parecía al borde del llanto.
Yo, por otro lado, creo que no había caído en la cuenta. Quiero decir, probablemente habían dicho que éramos muy malos, y que sonábamos como niños caprichosos. Pero a mí no me importaba. A pesar de haberme estado quejando todo el mes sobre mi actuación, yo estaba más que contento con la banda.
-Claro, muchachos – contestó levantándose enseguida.
Zack se había encariñado con nosotros desde el primer día. Dan hacía el papel de padre, nos mantenía a raya; sobre todo cuando Ryan o yo queríamos andar en patineta dentro del autobús. Pero Zack nos daba todo lo que queríamos, era como mamá. A veces lo molestábamos con eso, más que nadie Spencer, porque él es el más apegado a sus padres.
Zack volvió en un par de minutos con la revista hecha un rollito en una mano.
Ryan estaba mordisqueándose las uñas, cosa que no era común en él. Seguro era porque no tenía su guitarra lo suficientemente cerca como para descargar sus nervios con ella.
-Ryan, ¿quieres hacer los honores? – le preguntó Zack; ya estaba empezando a sonar como madre preocupona.
-No puedo – dijo él sin sacarse la mano de la boca.
-Yo lo leo – dijo Brent caminando hacia nosotros.
Lo leyó en voz alta. No había sido tan malo.
-Pudo haber sido peor – comentó Spencer con la mirada perdida.
-Ánimo, muchachos – dijo Zack sacudiendo a Ryan y luego abrazándolo – No es la muerte de nadie, sólo una mala reseña de un periodista frustrado… -
Ryan sonrió amargamente.
-Mi padre va a odiarme por el resto de mi corta existencia – dijo.
-Basta, Ryan, no puedo verte así – le dije tendiéndole una guitarra - ¿Dónde está el Ross fuerte que conocemos? Nuestro líder de Panic! At The Disco… - agregué.
-Sí, Ry. Brendon tiene razón. Vamos a seguir adelante y demostrarles que somos más de lo que ellos ven – se sumó Spencer.
-¡Abrazo de grupo! – exclamó Brent uniéndonos a todos.
A veces Brent decía la mejor frase en el momento justo.
Zack nos rodeó a los cuatro en un abrazo gigante, y luego se unió Dan.
-Vamos, toquen alguna canción – sugirió luego.
Tocamos algunas canciones, hasta que anocheció.
-¿Brendon, ése fue tu estómago? – preguntó Spencer tras un ataque de risa.
-Creí que te habrías acostumbrado para esta altura – le contesté apoyando una mano sobre mi estómago – Y tengo hambre – agregué.
-Ahora Dan irá a comprar algo de comida – sentenció Zack.
Todos miramos a Dan.
-¿Ya se comieron todo? – preguntó sorprendido.
-¡Como si tu no comieras! – le espetó Zack.
-Alimenta a tu familia Dan – le dijo Spencer riéndose.
-Sólo si mis hijos comen las porciones que le corresponden… - contestó Dan levantándose y dirigiéndose a la puerta.
-¿A qué te refieres? – preguntó Ryan.
-Brent se levanta a mitad de la noche para comer más – dijo, y luego se fue.
-No es cierto, ¿verdad? – preguntó Zack mirándolo con el ceño fruncido.
-Debe ser… En los campamentos escolares lo hacía – dije pensativo.
-Gracias por el apoyo, Urie – dijo Brent - ¿Para qué quiere uno enemigos si se puede tener un Brendon en tu banda? – agregó.
Todos se rieron.
-La diversión siempre es a costa mía, ¿por qué? – pregunté riéndome también.
-Porque eres lo más gracioso que tenemos – contestó Spencer.
-O al menos lo más burlable – dijo Ryan sonriendo.
Ahora que Ryan estaba de mejor humor nos sentíamos todos más confiados. Y el show de la noche siguiente íbamos a dar lo mejor de nosotros.
Llevábamos un mes de gira y a cada show sentía que cada vez apestaba más. Por alguna extraña razón me escuchaba desafinado. Ryan estaba más que cansado de decirme que lo estaba haciendo bien. Es más: ya no lo hacía más; Spencer había tomado su lugar. Brent había intentado practicar las versiones originales de las canciones, pero todavía le sonaban muy difíciles. Tal vez podía tocarlas una vez, pero cuando quería repetirlas, no le salían bien del todo.
-Ya sé que apesto… - dijo luego que los tres nos quedáramos callados tras mostrarnos cómo tocaba la versión original del bajo de “London Beckoned Songs About Money Writen By Machines”.
-Basta de decir que apestan, me tienen harto – dijo Zack desde un sillón.
Estábamos todos encerrados en el autobús.
-Nosotros dos estamos muy contentos con nuestro desempeño – dijo Spencer señalándose él primero y luego a Ryan.
-Sin embargo, Ryan podría mejorar en el piano… - comentó Dan.
-Simplemente voy a ignorarte – le contestó Ryan – Mejor sigue con las versiones simples. Al menos por esta gira – agregó dirigiéndose a Brent.
-De acuerdo – contestó Brent, pero se puso a practicar de nuevo.
A veces la persistencia de este chico me sorprendía. Todo el tiempo pareció no importarle demasiado la banda, pero al parecer no era así.
Estaba pensando aún en eso cuando el celular de Ryan comenzó a sonar en mi bolsillo. Me asusté porque había olvidado que estaba allí.
-¿Hola? – atendí. Era Pete. – Ryan me dio su teléfono para que se lo tenga, sí, ya te paso… ¡Que ya te lo paso! – le grité al teléfono. Qué insoportable se volvía cuando n obtenía lo que quería.
Ryan estuvo hablando con él por un rato. Él también sonaba un poco alterado, aunque más que nada angustiado.
-¿Qué pasó? – pregunté junto con Spencer, los dos mirando fijamente a Ryan, que aún estaba mirando la pantalla de su teléfono.
-Enemy acaba de darnos una mala reseña – contestó amargado.
-¿La revista? – preguntó Spencer sorprendido.
-Sí – contestó Ryan.
-Al menos salimos en una revista, ¿no? – la voz de Brent sonó lejana.
-¿Zack, crees que puedas ir a comprar un ejemplar? – preguntó Ryan, parecía al borde del llanto.
Yo, por otro lado, creo que no había caído en la cuenta. Quiero decir, probablemente habían dicho que éramos muy malos, y que sonábamos como niños caprichosos. Pero a mí no me importaba. A pesar de haberme estado quejando todo el mes sobre mi actuación, yo estaba más que contento con la banda.
-Claro, muchachos – contestó levantándose enseguida.
Zack se había encariñado con nosotros desde el primer día. Dan hacía el papel de padre, nos mantenía a raya; sobre todo cuando Ryan o yo queríamos andar en patineta dentro del autobús. Pero Zack nos daba todo lo que queríamos, era como mamá. A veces lo molestábamos con eso, más que nadie Spencer, porque él es el más apegado a sus padres.
Zack volvió en un par de minutos con la revista hecha un rollito en una mano.
Ryan estaba mordisqueándose las uñas, cosa que no era común en él. Seguro era porque no tenía su guitarra lo suficientemente cerca como para descargar sus nervios con ella.
-Ryan, ¿quieres hacer los honores? – le preguntó Zack; ya estaba empezando a sonar como madre preocupona.
-No puedo – dijo él sin sacarse la mano de la boca.
-Yo lo leo – dijo Brent caminando hacia nosotros.
Lo leyó en voz alta. No había sido tan malo.
-Pudo haber sido peor – comentó Spencer con la mirada perdida.
-Ánimo, muchachos – dijo Zack sacudiendo a Ryan y luego abrazándolo – No es la muerte de nadie, sólo una mala reseña de un periodista frustrado… -
Ryan sonrió amargamente.
-Mi padre va a odiarme por el resto de mi corta existencia – dijo.
-Basta, Ryan, no puedo verte así – le dije tendiéndole una guitarra - ¿Dónde está el Ross fuerte que conocemos? Nuestro líder de Panic! At The Disco… - agregué.
-Sí, Ry. Brendon tiene razón. Vamos a seguir adelante y demostrarles que somos más de lo que ellos ven – se sumó Spencer.
-¡Abrazo de grupo! – exclamó Brent uniéndonos a todos.
A veces Brent decía la mejor frase en el momento justo.
Zack nos rodeó a los cuatro en un abrazo gigante, y luego se unió Dan.
-Vamos, toquen alguna canción – sugirió luego.
Tocamos algunas canciones, hasta que anocheció.
-¿Brendon, ése fue tu estómago? – preguntó Spencer tras un ataque de risa.
-Creí que te habrías acostumbrado para esta altura – le contesté apoyando una mano sobre mi estómago – Y tengo hambre – agregué.
-Ahora Dan irá a comprar algo de comida – sentenció Zack.
Todos miramos a Dan.
-¿Ya se comieron todo? – preguntó sorprendido.
-¡Como si tu no comieras! – le espetó Zack.
-Alimenta a tu familia Dan – le dijo Spencer riéndose.
-Sólo si mis hijos comen las porciones que le corresponden… - contestó Dan levantándose y dirigiéndose a la puerta.
-¿A qué te refieres? – preguntó Ryan.
-Brent se levanta a mitad de la noche para comer más – dijo, y luego se fue.
-No es cierto, ¿verdad? – preguntó Zack mirándolo con el ceño fruncido.
-Debe ser… En los campamentos escolares lo hacía – dije pensativo.
-Gracias por el apoyo, Urie – dijo Brent - ¿Para qué quiere uno enemigos si se puede tener un Brendon en tu banda? – agregó.
Todos se rieron.
-La diversión siempre es a costa mía, ¿por qué? – pregunté riéndome también.
-Porque eres lo más gracioso que tenemos – contestó Spencer.
-O al menos lo más burlable – dijo Ryan sonriendo.
Ahora que Ryan estaba de mejor humor nos sentíamos todos más confiados. Y el show de la noche siguiente íbamos a dar lo mejor de nosotros.
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