CAPITULO 22: “I JUST CAN’T HELP TO SAY WHAT EVERYONE ELSE IS THINKING”
De acuerdo, aceleraré un poco las cosas en esta historia. Durante el corto tiempo que estuvimos de vuelta en Las Vegas, traté de pasar el mayor tiempo posible con Emily. Pero, francamente, se me hizo imposible. Dos razones tengo para justificarme: A (dos puntos): ella seguía viéndome como “su mejor amigo”, lo que no me hacía sentir mal, ¡para nada! Pero tampoco me hacía sentir de maravillas. Y, B (dos puntos): Ryan finalmente había dejado a Jac, o Jac finalmente se había dado cuenta que Ryan no la quería, o lo que sea. Pero la cuestión es que Emily estaba más obsesionada con él que nunca; y si no hubiese conocido a Ryan como lo conozco ahora, diría que él le estaba coqueteando. Luego me explicó que lo que quiso hacer fue que me dieran celos, para que le diga de una vez lo que sentía por ella. Sin embargo, en palabras de Ryan: “desgraciadamente eres demasiado lento y cabeza dura para comprender mis indirectas”. Ryan se rió de mí por semanas. No fue un momento memorable.
Luego de nuestra corta estadía, Pete nos subió a un avión, y nos mandó de gira por Europa. Eso fue simplemente genial. Jamás creí que llegaríamos tan lejos. Pero de pronto parecía que todos los ojos de la juventud se centraban en nosotros. O al menos así se veía desde nuestra perspectiva.
Conocimos ciudades que jamás habíamos imaginado conocer; Ryan no dejaba de sacar fotos a todo lo que veía. Era muy gracioso en verdad. Zack y Dan nos tenían rodeados como patitos. Eran mamá y papá pato. Nos divertimos tanto con esa broma… Sobre todo Brent. A Spencer lo acosaba su madre y sus hermanitas. No dejaban de llamarlo día y noche. No le dejaban tiempo para hablar con Haley.
¡Ah, sí! ¿Recuerdan la chica que había comenzado a trabajar en Smoothie House un tiempo antes que saliéramos de gira la primera vez? ¿Aquella chica con el pelo rubio oscuro, con los ojos marrones, y una sonrisa muy bonita? Bueno, Alice se había hecho muy amiga de ella. “Por tu culpa”, me había dicho. “Por abandonarme para estar con piernitas y sus secuaces”, siempre tan amorosa. Se habían hecho muy amigas, y salían con nosotros a todos lados. Al parecer Haley y Spencer estaban hechos el uno para el otro, sobre todo por la parte en que ninguno de los dos era pegajoso.
Haley lo llamaba en cuanto podía para saber cómo iba la gira y si Zack nos estaba alimentando como es debido. La parte de la alimentación la preguntaba enfocándose especialmente en Ryan. “No me vengas con que tengo favoritos, Boyd”, me dijo una vez por teléfono (lo del “Boyd” se lo había pegado Alice, pagaría por eso…. De alguna manera); “Es que temo que Ryan desaparezca si no come como es debido”. Más que la novia de nuestro amigo y baterista Spencer Smith, parecía nuestra nodriza. Apreciábamos su preocupación de todos modos. Más que nadie Brent. Que durante la gira en Europa fue una máquina de pedir amor.
Y no sólo eso, sino que había abandonado la posibilidad de poder tocar las canciones tal cual las habíamos escrito. A Ryan se le estaba acabando la paciencia, y Spencer quería una solución cuando antes.
-Hay que hacer algo con Brent. No puede ser que se gane toda la gloria del cielo – dijo Ryan sacándole una foto a la luna.
Estábamos en Inglaterra, faltaban un par de conciertos y volveríamos a casa. Era de noche y nos encontrábamos en la terraza del hotel. Sólo Ryan, Spencer, y yo.
-Ryan, no seas resentido – le dije bromeando. Pero la mirada seria de Ryan borró todo dejo de humor de mi ser.
-No soy resentido, de verdad no está haciendo nada – dijo dándose vuelta y apoyándose en el borde de la terraza.
-Ten cuidado – le dijo Spencer en un susurro (muy paternal de su parte) – Ryan tiene razón, Brendon. Hay que hacer algo con él. Obligarlo a tocar bien o… - no lo dijo. Pero no hacía falta decir nada. Los tres sabíamos de qué estábamos hablando allá fuera.
-No quiero decírselo así como así. No es justo – dije yo en defensa de mi amigo Brent.
-Hey, no es sólo tu amigo – me recordó Ryan – Pero es que ahora ya ni se esfuerza por intentar mejorar. Simplemente… Se rindió, Brendon. No hay nada que nosotros podamos hacer… -
La realidad me golpeó duro: había que echar a Brent de la banda.
-¿Quién va a hacerlo? – pregunté sorprendido. Sentí que por un momento algunas lágrimas saldrían de mi rostro. Pero nada pasó, ni siquiera tuve que contenerlas.
-Tú lo conoces mejor, ¿no? – dijo Spencer dudoso.
-¡Yo no voy a decirle nada! – exclamé - ¡Es gracias a él que estoy aquí con ustedes! Yo no puedo hacerlo… - dije al fin, calmándome un poco.
-Brendon, tu estás aquí porque eres talentoso, no nos vengas con que- comenzó Ryan, pero lo interrumpí.
-Jamás hicieron audiciones, Ryan – dije, severo – Si no hubiese sido amigo de Brent, no estaría aquí. No trates de convencerme de lo contrario… -
-Tal vez, tú deberías hacerlo, Ryan – dijo Spencer. Esta vez más seguro.
***
-¿Quieres que lo llame ahora? ¿No les parece un poco pronto? Acabamos de volver de la gira y… -
-Ryan, tú eras el más ansioso en hacerlo. Entonces… - le dijo Spencer tendiéndole el teléfono.
-De acuerdo – contestó Ryan tomando el teléfono y comenzando a marcar el número.
Luego se levantó y comenzó a pasear por todo el living del departamento de Shane y mío. Spencer y yo estábamos sentados en el sillón, esperando nerviosos a que Ryan comience a hablar.
-¡Brent! Buenas tardes, escucha… - comenzó Ryan. Tomó aire y dijo – Estuvimos hablando con los chicos, y llegamos a una conclusión – se quedó callado por un rato – Creemos que lo mejor será que dejes la banda, Brent – dijo al fin cerrando los ojos y mordiéndose el labio inferior. – No, claro que no. Es algo que decidimos los tres y – al parecer Brent lo interrumpió – Es que en el último par de semanas no le pusiste tanto esfuerzo como venías haciendo. Y, sin ánimos de ofender amigo, pero tampoco era tanto el esfuerzo que le ponías antes. De modo que es la mejor solución para todos. – Ryan se quedó callado de nuevo. Luego de un rato, mirando el teléfono, dijo: - acaba de colgarme –
Spencer y yo nos reímos. Aún no sabemos bien por qué.
***
-No puedo creer que haya osado colgarme sin decir nada – dijo Ryan un mes más tarde.
-Luego dices que no eres resentido – le dije yo bromeando, jugando con mi vaso de café.
-Tómate tu café starbuckiense y cállate la boca, Urie – me dijo Ryan mientras tomaba mi celular, que estaba sobre la mesa.
-¿Alguien puede recordarme qué hacemos en un Starbucks? – preguntó Spencer.
-Buscando inspiración y un nuevo bajista – contesté yo riéndome - ¿Qué tanto hurgas en mi celular, Ross? – agregué luego al ver que Ryan estaba muy entusiasmado apretando los diminutos botoncitos.
-No puedo creer que tengas esta canción en tu celular, amigo… - me dijo.
-¿Cuál canción? – pregunté.
Y entonces, Ryan no tuvo mejor idea que darle play, y la canción comenzó a sonar.
-Oh, es que es un gran dibujo animado – me defendí.
-Brendon, ¡es el mejor! – exclamó Ryan.
-De acuerdo, yo no los conozco – dijo Spencer comenzando a levantarse de la silla.
En ese momento apareció un chico, quizá un año o dos más grande que nosotros, un mesero de Starbucks, que se había puesto a limpiar la mesa de al lado.
-Gracias a Dios perdí la dignidad hace mucho tiempo – comenté, pero lo que escuché luego no tuvo precedentes.
-A whole new world, a new fantastic point of view. No one to tell us no, or where to go, or say we're only dreaming... – el chico que estaba limpiado la mesa de al lado, estaba cantando el estribillo de la canción.
-Eso es lo más raro que presencié en mi vida – dijo Ryan al apagar la música del celular.
-Disculpen chicos, ¿ya terminaron con eso? – preguntó acercándose a nosotros.
-¿Te sabes la letra de “A Whole New World”? – le preguntó Ryan.
Spencer había desaparecido, humillado por nuestro comportamiento.
-Claro, Aladdin es un clásico… - contestó muy tranquilo, limpiando la mesa.
Ryan y yo nos miramos estupefactos y sonrientes a la vez.
Luego de nuestra corta estadía, Pete nos subió a un avión, y nos mandó de gira por Europa. Eso fue simplemente genial. Jamás creí que llegaríamos tan lejos. Pero de pronto parecía que todos los ojos de la juventud se centraban en nosotros. O al menos así se veía desde nuestra perspectiva.
Conocimos ciudades que jamás habíamos imaginado conocer; Ryan no dejaba de sacar fotos a todo lo que veía. Era muy gracioso en verdad. Zack y Dan nos tenían rodeados como patitos. Eran mamá y papá pato. Nos divertimos tanto con esa broma… Sobre todo Brent. A Spencer lo acosaba su madre y sus hermanitas. No dejaban de llamarlo día y noche. No le dejaban tiempo para hablar con Haley.
¡Ah, sí! ¿Recuerdan la chica que había comenzado a trabajar en Smoothie House un tiempo antes que saliéramos de gira la primera vez? ¿Aquella chica con el pelo rubio oscuro, con los ojos marrones, y una sonrisa muy bonita? Bueno, Alice se había hecho muy amiga de ella. “Por tu culpa”, me había dicho. “Por abandonarme para estar con piernitas y sus secuaces”, siempre tan amorosa. Se habían hecho muy amigas, y salían con nosotros a todos lados. Al parecer Haley y Spencer estaban hechos el uno para el otro, sobre todo por la parte en que ninguno de los dos era pegajoso.
Haley lo llamaba en cuanto podía para saber cómo iba la gira y si Zack nos estaba alimentando como es debido. La parte de la alimentación la preguntaba enfocándose especialmente en Ryan. “No me vengas con que tengo favoritos, Boyd”, me dijo una vez por teléfono (lo del “Boyd” se lo había pegado Alice, pagaría por eso…. De alguna manera); “Es que temo que Ryan desaparezca si no come como es debido”. Más que la novia de nuestro amigo y baterista Spencer Smith, parecía nuestra nodriza. Apreciábamos su preocupación de todos modos. Más que nadie Brent. Que durante la gira en Europa fue una máquina de pedir amor.
Y no sólo eso, sino que había abandonado la posibilidad de poder tocar las canciones tal cual las habíamos escrito. A Ryan se le estaba acabando la paciencia, y Spencer quería una solución cuando antes.
-Hay que hacer algo con Brent. No puede ser que se gane toda la gloria del cielo – dijo Ryan sacándole una foto a la luna.
Estábamos en Inglaterra, faltaban un par de conciertos y volveríamos a casa. Era de noche y nos encontrábamos en la terraza del hotel. Sólo Ryan, Spencer, y yo.
-Ryan, no seas resentido – le dije bromeando. Pero la mirada seria de Ryan borró todo dejo de humor de mi ser.
-No soy resentido, de verdad no está haciendo nada – dijo dándose vuelta y apoyándose en el borde de la terraza.
-Ten cuidado – le dijo Spencer en un susurro (muy paternal de su parte) – Ryan tiene razón, Brendon. Hay que hacer algo con él. Obligarlo a tocar bien o… - no lo dijo. Pero no hacía falta decir nada. Los tres sabíamos de qué estábamos hablando allá fuera.
-No quiero decírselo así como así. No es justo – dije yo en defensa de mi amigo Brent.
-Hey, no es sólo tu amigo – me recordó Ryan – Pero es que ahora ya ni se esfuerza por intentar mejorar. Simplemente… Se rindió, Brendon. No hay nada que nosotros podamos hacer… -
La realidad me golpeó duro: había que echar a Brent de la banda.
-¿Quién va a hacerlo? – pregunté sorprendido. Sentí que por un momento algunas lágrimas saldrían de mi rostro. Pero nada pasó, ni siquiera tuve que contenerlas.
-Tú lo conoces mejor, ¿no? – dijo Spencer dudoso.
-¡Yo no voy a decirle nada! – exclamé - ¡Es gracias a él que estoy aquí con ustedes! Yo no puedo hacerlo… - dije al fin, calmándome un poco.
-Brendon, tu estás aquí porque eres talentoso, no nos vengas con que- comenzó Ryan, pero lo interrumpí.
-Jamás hicieron audiciones, Ryan – dije, severo – Si no hubiese sido amigo de Brent, no estaría aquí. No trates de convencerme de lo contrario… -
-Tal vez, tú deberías hacerlo, Ryan – dijo Spencer. Esta vez más seguro.
***
-¿Quieres que lo llame ahora? ¿No les parece un poco pronto? Acabamos de volver de la gira y… -
-Ryan, tú eras el más ansioso en hacerlo. Entonces… - le dijo Spencer tendiéndole el teléfono.
-De acuerdo – contestó Ryan tomando el teléfono y comenzando a marcar el número.
Luego se levantó y comenzó a pasear por todo el living del departamento de Shane y mío. Spencer y yo estábamos sentados en el sillón, esperando nerviosos a que Ryan comience a hablar.
-¡Brent! Buenas tardes, escucha… - comenzó Ryan. Tomó aire y dijo – Estuvimos hablando con los chicos, y llegamos a una conclusión – se quedó callado por un rato – Creemos que lo mejor será que dejes la banda, Brent – dijo al fin cerrando los ojos y mordiéndose el labio inferior. – No, claro que no. Es algo que decidimos los tres y – al parecer Brent lo interrumpió – Es que en el último par de semanas no le pusiste tanto esfuerzo como venías haciendo. Y, sin ánimos de ofender amigo, pero tampoco era tanto el esfuerzo que le ponías antes. De modo que es la mejor solución para todos. – Ryan se quedó callado de nuevo. Luego de un rato, mirando el teléfono, dijo: - acaba de colgarme –
Spencer y yo nos reímos. Aún no sabemos bien por qué.
***
-No puedo creer que haya osado colgarme sin decir nada – dijo Ryan un mes más tarde.
-Luego dices que no eres resentido – le dije yo bromeando, jugando con mi vaso de café.
-Tómate tu café starbuckiense y cállate la boca, Urie – me dijo Ryan mientras tomaba mi celular, que estaba sobre la mesa.
-¿Alguien puede recordarme qué hacemos en un Starbucks? – preguntó Spencer.
-Buscando inspiración y un nuevo bajista – contesté yo riéndome - ¿Qué tanto hurgas en mi celular, Ross? – agregué luego al ver que Ryan estaba muy entusiasmado apretando los diminutos botoncitos.
-No puedo creer que tengas esta canción en tu celular, amigo… - me dijo.
-¿Cuál canción? – pregunté.
Y entonces, Ryan no tuvo mejor idea que darle play, y la canción comenzó a sonar.
-Oh, es que es un gran dibujo animado – me defendí.
-Brendon, ¡es el mejor! – exclamó Ryan.
-De acuerdo, yo no los conozco – dijo Spencer comenzando a levantarse de la silla.
En ese momento apareció un chico, quizá un año o dos más grande que nosotros, un mesero de Starbucks, que se había puesto a limpiar la mesa de al lado.
-Gracias a Dios perdí la dignidad hace mucho tiempo – comenté, pero lo que escuché luego no tuvo precedentes.
-A whole new world, a new fantastic point of view. No one to tell us no, or where to go, or say we're only dreaming... – el chico que estaba limpiado la mesa de al lado, estaba cantando el estribillo de la canción.
-Eso es lo más raro que presencié en mi vida – dijo Ryan al apagar la música del celular.
-Disculpen chicos, ¿ya terminaron con eso? – preguntó acercándose a nosotros.
-¿Te sabes la letra de “A Whole New World”? – le preguntó Ryan.
Spencer había desaparecido, humillado por nuestro comportamiento.
-Claro, Aladdin es un clásico… - contestó muy tranquilo, limpiando la mesa.
Ryan y yo nos miramos estupefactos y sonrientes a la vez.
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