CAPITULO 27: “IT’S USELESS SEARCHING IN THE CUPBOARDS WHEN EVERYTHING YOU HAVE IS ON YOUR BACK”

Al otro día, el desayuno fue demasiado silencioso para mi gusto. Y no era precisamente el silencio de estupor por habernos recién levantado, sino que era ese silencio incómodo, cuando todos saben que algo anda mal.
-¿Tienes que ir a trabajar hoy? – pregunté a nadie en especial. En verdad, mi pregunta iba dirigida a Emily, pero traté de figurar que era para ambos.
-Sí – contestó Shane serio. Nunca había visto a Shane molesto antes. No sabía cómo tratar con él.
-Yo empiezo la semana que viene – contestó Emily sin levantar la vista de su cereal.
-Ah… - dije, como para no quedarme en silencio.
-Tal vez debería buscarme otro lugar para… - “vivir” era la palabra que seguía, pero Emily se fue desinflando mientras la oración avanzaba, terminando sólo con el movimiento de su boca, sin pronunciar palabra.
Miré a Shane en busca de una respuesta. La situación era demasiado incómoda para ser real. Me sentía como dentro de una de esas películas baratas de adolescentes. Era horrible.
-No seas ridícula – le contestó Shane levantándose – No tienes otro lugar a dónde ir, y no voy a dejarte ir con alguien que no sea de confianza – para cuando terminó su frase ya estaba en la cocina.
Emily no contestó nada, sólo se quedó allí sentada. Como ya había terminado mi desayuno, me levanté a lavar lo que había usado.
-Deja, yo lo lavo – le dije a Emily en cuanto se acercó con sus cosas para lavar.
Simplemente las dejó al lado del lavabo y se fue.
-¡Gracias! – me contesté a mí mismo – De nada. Ay, Brendon eres una dulzura… -
-Deja de hablar solo – me dijo Shane alborotándome el pelo.
-¡Hey, déjame expresarme con libertad! Estoy en mi propia casa – contesté sonriendo. Al menos él no estaba enfadado conmigo.
-Claro, ahora sí puedes llamarla “tu casa” – me dijo mientras buscaba algo en la heladera.
-¿Estás enojado con Emily? – pregunté luego de un rato, cerrando la canilla.
-No. No estoy enojado con ella. Estoy enojado con su actitud. Y no me malentiendas, no quiero que se disculpe, sólo que no se enoje. Porque después de todo fue sólo una opinión… - dijo shane mientras sacaba una manzana de la heladera.
-Tal vez ella reaccionó así, porque de verdad lo quiere – contesté.
-Si cualquiera de ustedes cuatro hubiese hecho un berrinche por cada mala crítica, ¿dónde crees que estarían? – me preguntó Shane.
-La situación es diferente. Nosotros siempre fuimos un grupo, ella ayer estaba sola – contesté iluminándome de pronto.
-Tal vez tengas razón. De todos modos, yo creo que no fue para tanto lo que dijimos ayer… - agregó Shane yéndose hacia la puerta de calle.
-Recuerda quién se lo dijo – agregué siguiéndolo.
Él se detuvo.
-Claro – contestó.
-Ryan – dijimos los dos al mismo tiempo.
-¿Crees que siga sintiendo algo por él? – preguntó Shane.
-No lo sé – contesté dubitativo – Pero de todos modos tiene novio, ¿no? Quiero decir, ya está todo perdido – dije sonriendo amargamente.
-Nunca todo está perdido – me dijo Shane apoyándome una pesada mano en mi hombro izquierdo. – Nos vemos más tarde, Brendon. – dijo antes de irse.
Me quedé mirando la puerta de calle cerrada sin pensar en nada.
-Ya no me gusta Ryan, Brendon… - dijo la voz de Emily.
Volteé para encontrármela sentada en el sillón.
-¿Estabas escuchando? Eso es de mala educación, ¿qué les enseñan en la Universidad? – pregunté frunciendo el ceño y cruzándome de brazos dramáticamente.
Ella sonrió profundamente.
Caminé hasta el sillón y me senté a su lado.
-Sabes que no tienes que tomar muy en serio todo lo que diga Ryan, ¿verdad? – pregunté mirándola a los ojos.
-¿Estás diciendo que Ryan miente? – preguntó aún sonriendo.
-No, pero él habla de una manera medio rara. Habla con metáforas, todo lo que dice tiene un significado oculto que para muchos no tiene sentido – contesté.
-Creo que me mareé – me dijo frunciendo ligeramente el ceño.
Sonreí.
-Lo que quiero decir es: si de verdad quieres algo nunca dejes que alguien te convenza de lo contrario – anuncié. Y no sé de dónde salió eso.
-Wow… Qué profundo, Urie – dijo mirando hacia abajo.
Y así nos quedamos por unos cuantos segundos. ¿O fueron minutos? El tiempo pasaba tan rápido cuando estaba con ella.
-¿Sabes? Realmente extrañaba esto – dijo suspirando sin dejar de mirar sus manos, que había juntado en su regazo.
-¿Qué cosa? ¿Discutir? – pregunté confundido. No veía a dónde se dirigía.
-No, tonto – dijo soltando una risita corta – Escuchar tus conjeturas, y pasar tiempo contigo –
Aún no me miraba, así que dije:
-¡Oh! Todo el mundo dice lo mismo –
-¡Brendon! No seas mentiroso – exclamó mirándome.
Y sí, lo había logrado. Punto para Brendon. ¿Cómo te quedó la flor, Jardinero?
-Brendon no miente – anuncié levantando mi mano derecha con el dedo índice extendido.
Emily se quedó mirándome con su mejor expresión de: “¿A quién intentas engañar?”.
-¡No miento! – me defendí, esta vez de verdad.
-¿Ocultar cosas no es mentir? – preguntó mirándome con sus ojos verdes directo a mis ojotes de dibujito animado.
-No…? – contesté dubitativo – No es lo mismo. Además ¿alguna vez te oculté algo a tí? – pregunté realmente dudando si alguna vez le había ocultado algo.
O sea: sí le había ocultado algo, es más aún se lo ocultaba. Pero por esa razón ella no sabía nada sobre eso. Quiero decir: ¿cómo se suponía que supiera que lo estaba ocultando cuando ni siquiera sabía de su existencia? Me estaba poniendo nervioso, y ella no contestaba. No ayudaba en nada.
-Me ocultaste que sabías que me gustaba Ryan. Y que Shane sabía – comenzó.
-De hecho, no sabía que Shane sabía. Y te dije lo de Ryan, al final – me defendí, una vez más.
-Y me ocultaste algo más. Y lo sigues haciendo – dijo sonriendo con media sonrisa.
-¿De qué hablas? – pregunté nervioso. Mucho.
-Sí sabes de lo que hablo, Brendon. ¡Vamos! ¿Por qué nunca me lo dijiste? – preguntó sonriendo tiernamente.
¿Qué significaba esto? ¿Se había dado cuenta que la amaba? ¿Había notado que estaba enamorado de ella? ¿Era tan endemoniadamente obvio? Las dudas me estaban carcomiendo lo poco del cerebro que no me habían carcomido las caricaturas y los dulces.

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