CAPITULO 28: “THE SKY IS FALLING OFF THE CEILING”

Ya tenía los ojitos saltones al mejor estilo Tommy & Daly, y ella sólo me miraba con la verdad decodificada en sus ojos.
-De verdad no sé de qué hablas – dije al fin, sin saber qué responderle.
-Violet me lo contó, Brendon. No trates de ocultarlo – anunció Emily, aún sonriéndome.
-¡Ah! De eso- pero me detuve una milésima de segundo antes de morirme ahogado en mi propio charco de barro, y cambié la frase: - … que pasó hace mucho tiempo estabas hablando… - terminé. Creo que iba a ser un error monumental decir “de eso estabas hablando”, ¿no creen?
-Podrías haberme dicho que te gustaba mi amiga. Yo te dije que me gustaba tu amigo… -
-¿Qué? – pregunté confundido. Esta conversación estaba muy por sobre los límites de mi comprensión.
-Podría haberte ayudado con V, si querías – dijo como si viniera a pedir caramelos en Halloween.
Fruncí el ceño sin saber qué decir. ¿Qué tan ciega podía estar una persona como para no darse cuenta que un bobo como yo está enamorado de ella y no de la amiga?
-¿Qué fue exactamente lo que te contó Violet? – pregunté a Emily. Si me había traicionado iba a tener que ir a buscarla a Inglaterra para patearle el trasero.
-Me dijo que se besaron en mi fiesta de cumpleaños, luego que mamá te pidiera que toques la canción de mi padre. Por como ella lo contó, no pareció un suceso importante. Pero cuando lo hablé luego con Alice; las cosas se pintaron distintas – dijo Emily mientras se levantaba.
-¡Traidora! – exclamé en voz baja, pensando en la sonrisa maliciosa que, seguro, Alice esbozó en esa situación.
-¿Qué? – preguntó Emily distraída desde la puerta de la cocina - Voy a servirme un vaso de agua, ¿quieres? – gritó desde la cocina.
-No, gracias – contesté.
Esto se pasaba de los límites. Tenía que hablar con Alice ya. Seguro le había metido una sarta de mentiras en la cabeza a Emily, sin mi consentimiento, y tenía que pagar por eso.
-¿Qué decías? – preguntó cuando volvió con un vaso de agua en las manos.
-Nada. ¿Qué te contó Alice, exactamente? – inquirí, harto de la situación.
Estaba a punto de salir corriendo de mi casa para golpear a Alice hasta la muerte, y llevármela al infierno conmigo.
-Me dijo que antes le habías confesado que te sentías atraído por Violet. Y que buscaste situación tras situación para poder decírselo. – dijo – Eso me dejó algo confundida, porque según V, fue algo de un momento… - se quedó callada por un momento, pero como parecía no haber terminado de exponer su hilo de ideas, la dejé pensar - ¿Cuál es la verdad, Brendon? – preguntó al fin.
“La verdad es que besé a Violet porque sentí el impulso en ese momento. Pero yo te amo a ti y a nadie más”, pensé para mis adentros. Si no lo pensaba, estallaba.
Tomé una gran bocanada de aire.
-La verdad es lo que te contó Violet. Y ahora… Si me disculpas, tengo un lugar a dónde ir… - anuncié antes de ir a mi habitación a cambiarme.
Cuando atravesé la puerta de calle, Emily todavía estaba sentada en el sillón en la misma posición.
Me metí al auto de Shane lo más rápido que pude y conduje hasta Las Vegas, dando gracias a Dios que Shane tenía el trabajo cerca de casa y le gustaba caminar. Eran sólo un par de horas de viaje, volvería a Los Ángeles antes que Shane saliera del trabajo.
Iba a ir directo a la casa de Alice, pero luego recordé que si seguía trabajando en Smoothie House, probablemente todavía estaría allí.
“Más te vale seguir trabajando ahí, Alice”, pensé.
Estacioné el auto de la manera menos convencional vista en el mundo, en la puerta de Smoothie House. Entré volando como una flecha y la ví allí: parada en la barra como siempre, jactándose de algún cliente. Haley estaba ahí también, pero atendiendo una mesa.
-¿Qué crees que hiciste? – le pregunté dándola vuelta al acercarme.
-¡Boyd! ¡Qué sorpresa! – exclamó ella, feliz de seguir viviendo.
-No hay “Boyd” que valga la pena, maldita mentirosa, ¿qué crees que hacías diciéndole a Emily que estoy enamorado de Violet? – inquirí. Las palabras se me escapaban de la boca atropelladamente y casi en un susurro inaudible.
-Ah, ¿eso? Fue sólo por diversión. Vamos Brendon no fue para tanto… - dijo restándole demasiada importancia.
-Es divertido sólo para ti – dije antes de dar media vuelta y encaminarme hacia el auto.
-Espera, ¡Brendon! – escuché que dijo Alice.
-Hey niña, ¿a dónde vas? – la voz de Stephen me hizo sentirme pequeño de nuevo.
-A cazar zarigüeyas, ¿no ves que persigo a Urie? – gritó Alice.
Alice se lanzó contra la ventana del acompañante en cuanto encendí el auto.
-¿A dónde crees que vas? – su voz se oía como dentro de una caja desde el interior del auto.
-¡Lejos de ti! – le grité.
Pero como Alice siempre había sido más inteligente que yo, accionó la puerta. Y sí, yo nunca le puse la traba. Y sí, se metió en el auto.
-No puedes enojarte así – me dijo.
Me quedé mirándola sin responderle nada.
-De acuerdo, estuve mal. ¿Entonces qué? De todos modos Emily no iba darse cuenta que la amas. Tal vez hasta hubiese llegado a la otra conclusión solita – dijo.
Suspiré mirando para otro lado. No tenía sentido haber venido hasta aquí. Quiero decir: hacer sentir a Alice culpable no iba a cambiar lo que ya había dicho, ni lo que Emily pensaba sobre mí.
-Brendon, Emily puede ser la persona más despistada sobre la faz de la Tierra. Pero si tú no te propones decirle pronto lo que sientes por ella, vas a perderla para siempre – pude sentir el tono de angustia en su voz.
-Ya la perdí de todos modos. No sé para qué vine aquí – dije pasándome ambas manos por el cabello.
-¿Cómo? – preguntó Alice más tranquila.
-Está saliendo con alguien. Nunca fue mía y nunca lo será – constaté. Decirlo en voz alta me hizo darme cuenta de lo terriblemente cierto que era eso. Jamás podría llamarla “mía”. Y lo que Alice había dicho o hecho no tenía nada que ver. Era pura y exclusivamente mi culpa. Toda-mi-culpa.
-Brendon, no digas eso… - Alice tomó mi mano derecha y la apretó con fuerza.
-Gracias por el apoyo Alice, pero no hace falta que me mientas a mí – le dije sin retirar mi mano de las suyas.
-¿Qué puedo hacer para ayudarte entonces, amigo? –preguntó sonriendo.
La miré a los ojos por primera vez dentro del auto. De verdad me estaba ofreciendo su ayuda. Tenía muchas ganas de abrazarla por un lado, y pincharle los ojos por el otro.
-No puedes hacer nada, ahora vivo en Los Ángeles – comenté.
-Ya lo sé. Emily me comentó que iría a vivir con Shane allí – dijo Alice.
-Sí, está viviendo con nosotros –
-¿Sigues viviendo con Shane? Espera: ¡¿Emily está viviendo contigo?! – preguntó extasiada de alegría.
-¿Por qué siento que acabas de iluminarte? – pregunté con miedo.
-Que te parece, si me mudo con ustedes – dijo sonriendo.
-Alice, nuestra casa no es un hotel. Además, ¿Cómo podrías ayudar? – pregunté. Realmente no lo sabía.
-Podría ayudar en muchas cosas en la casa. Y conseguirme otro trabajo allí, y vivir con ustedes con la excusa de no tener otro lugar a donde ir hasta que tenga suficiente dinero… -
-Lo tenías todo pensado desde antes, ¿no? – pregunté con media sonrisa en el rostro. Sorprendido de lo rápido que procesaba las ideas.
-No. Pero no soy sólo sarcasmo y maldad, Boyd – dijo, ahora sí, soltándome la mano.
-De acuerdo, pero tengo que preguntarle a Shane primero. – le advertí.
-Ay, yo me encargaré de eso… - me dijo rechazando mi comentario con un gesto de la mano.
-No puedo creer que estemos haciendo esto – dije por lo bajo antes de arrancar.
¿De verdad estaba haciendo eso? No me lo creo ni yo…

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