CAPITULO 31: “GIVE ME ENVY, GIVE ME MALICE, GIVE ME YOUR ATTENTION”

-Oh, están todos aquí – dijo Emily al entrar a la casa.
Nosotros cuatro nos quedamos mirando a Emily y a Toby mientras terminaban de entrar.
-¡Alice! ¿Volviste más temprano de trabajar, hoy? – preguntó Emily mientras colgaba su juego de llaves en el llavero.
Alice me miró por una fracción de segundo, pero luego respondió.
-Sí, es que mi encargado no se sentía muy bien y nos despachó a todos – comentó.
-¿De qué trabajas? – preguntó Toby en un tono neutro. Ni amable, ni malvado.
-Soy asistente de un empleado de un empleador que trabaja en el ámbito de marketing – explicó Alice muy claramente.
-Oh… - dijo Toby.
“¡Ja! No sabes qué contestar, ¿eh?”, pensé para mis adentros comenzando a tocar el piano.
-Bien desde abajo, como Dios manda – dijo luego, el muy maleducado.
-Estoy luchando por el asenso – dijo Alice algo divertida. Siempre le gustó pelear.
-¿Esa es una canción nueva? – me preguntó Emily sentándose a mi lado en el piano.
-¿Qué? – pregunté yo distraído, dejando de tocar.
-Si es una canción nueva… - repitió ella sonriendo.
-Ah, no… No lo sé. Bah. No, sólo estaba improvisando… - contesté algo nervioso, pensando por dentro: “¿Qué clase de persona cuestiona un músico en medio de una posible composición?”.
-Brendon, me gustó esa melodía que tocaste hoy más temprano… – dijo Ryan acercándose con su guitarra en mano.
Al verlo, pude ver con el rabillo del ojo, a Alice charlando muy animadamente con El Jardinero. Sí que se lo había tomado en serio. Me hubiese encantado poder escuchar su conversación, pero no quería que Emily sospechara de nada. Así que volví mi concentración a lo que estaba diciendo Ryan.
-… Además, creo que tengo un punteo bastante lindo para la segunda parte – dijo antes de callarse y sentarse en el suelo junto a mí.
-Ahí te voy – le anuncié sentándome mejor frente al piano y comenzando a tocar lo que había estado tocando horas antes.
Tocamos durante un buen rato la misma canción. Bueno, era como media canción. Le cambiamos acordes, modificando ubicaciones, y cosas por el estilo. También inventamos una especie de batería, tendríamos que hablarlo con Spencer más tarde.
Volteé dos segundos para ver como estaba yendo lo de Alice y me sorprendí al verlo: Alice estaba totalmente lanzada sobre él, y a Toby parecía no molestarle en lo más mínimo. Alice se lanzaba sobre todos nosotros. Pero era muy diferente. Ella era nuestra amiga. Y no. No se había lanzado de esa manera encima de Jon, Ryan, o Spencer, apenas los conoció. Ni siquiera Brent se había lanzado sobre ella al conocerla. Imagínense.
-¿Qué pasa? – preguntó Emily al notar que me había quedado mirando algo a sus espaldas.
Por suerte Jon estaba actuando de campana, y para cuando Emily volteó a ver lo que yo estaba viendo, Alice ya no estaba encima de El Jardinero. Es más: ni siquiera estaba en la habitación.
Jon y Ryan se quedaron a cenar, pero luego se fueron a dormir a la Mansión Ross (como la había nombrado muy sabiamente Jon).

-¡Hey! ¡Brendon! – susurró la voz de Alice en mi sueño.
“¿No me va a dejar tranquilo ni en sueños?”, me pregunté a mí mismo.
-¡Brendon! – volvió a gritar en susurros. - ¡Brendon! – dijo de nuevo esta vez con un poco de voz y zarandeándome con ganas.
-¿Alice? – pregunté medio dormido - ¿Estás aquí de verdad? – agregué.
-Sí, tonto. ¿En qué forma me esperabas? – preguntó.
Abrí mis ojos, pero no veía nada, obviamente. Estaba todo muy oscuro.
Encendí la lámpara que tenía en mi mesita de luz y vi la hora.
-Son las dos de la mañana, ¿qué diablos estás haciendo aquí? – pregunté tapándome la cabeza con las mantas.
-Tenía que hablarte de lo que sucedió hoy. Porque no sé si te acordabas que mientras tú y piernitas estaban jugando con sus instrumentos, yo estaba intentando seducir a El Jardinero – me recordó sentándose en mi cama con las piernas cruzadas.
-¿Hace cuánto tienes ese pijama? – le pregunté riéndome, luego de destaparme la cabeza.
Era rosa con figuras varias de los personajes de Mi Pequeño Pony®. Le quedaba algo corto, pero no se veía mal.
-Hace bastante… Pero eso no es lo importante – dijo rechazando mi comentario con una mano.
-¿Con qué excusa desapareciste luego que termináramos de tocar? – le pregunté curioso. Jon no había sabido decírmelo.
-La fácil. Le dije que tenía que ir al baño. Por suerte, para cuando volví, Emily se había encargado de llamar su atención –
-¿Y cómo llegaste a quedar sobre él durante la conversación? – inquirí cruzando los brazos sobre mi pecho, aún acostado.
-Ya sabes, una cosa llevó a la otra… - dijo Alice poniendo cara de asco al final.
-¿Qué? ¿Qué te dijo? – pregunté sentándome en mi cama.
-Nada en especial, pero es un cochino… Yo no sé si le miente a Emily, si estaba jugando conmigo, o sí de verdad es así. Pero tampoco quiero averiguarlo… - dijo estremeciéndose.
-Alice, si no quieres seguir con esto-
-Brendon… - me interrumpió ella – Sí quiero hacerlo. No empieces con tu instinto paternal sobre mí. Puedo cuidarme sola y sé cuándo retirarme… - dijo seriamente.
-De acuerdo – dije largando un suspiro, resignado – Pero no me digas que no te advertí – dije sonriendo.
-Siempre y cuando no me digas: “te lo dije” – dijo ella tendiéndome su mano extendida.
-¿Trato? – pregunté imitándola.
-Trato – repitió ella estrechándome la mano.
-De acuerdo, ¿pero hay algo que sí quieras contarme? – pregunté reprimiendo un bostezo.
-Sólo que está molesto porque Emily habla de ti la mitad el tiempo que pasan juntos. Me preguntó si había pasado algo entre ustedes – mientras Alice decía esto mi corazón comenzó a latir más rápido y mis labios no pudieron evitar dibujar una sonrisa en mi rostro. – De todos modos no te ilusiones, Urie – contestó Alice con una sonrisa amable en el rostro.
-Es lo que intento hacer. Siempre lo intenté. Pero no puedo evitarlo – dije sin poder evitar decir eso también.
-Me contó que cuando recién se conocieron, pensó que “ese tal Brendon”, así te llamó, era su novio – comentó Alice, y mi esperanza seguía creciendo en contra de mi voluntad (¿qué tan tonto podía llegar a ser?) - ¿Les contó Emily que él trabajaba en la Universidad cuando se conocieron? – dijo Alice.
-No dijo nada en especial, pero por como lo contó creí que era un estudiante. Dijo que se conocieron en una fiesta entre fraternidades o algo así – le expliqué confundido, como siempre.
-Sí, él se coló en la fiesta, pero en realidad estaba ahí para arreglar los terrenos de no me acuerdo qué fraternidad… Es más grande que yo – dijo Alice con media sonrisa.
-Lo que quiere decir que es mucho más grande que Emily – concluí.
-Se llevan al menos nueve o diez años – dijo Alice.
-Abusador de menores… - dije por lo bajo, medio en broma.
-Por lo baboso que se veía conmigo parece que no llegó tan lejos… - dijo Alice levantando ambas cejas.
-¡Me parece correcto! – exclamé aún en el tono bajo que estábamos hablando.
-Brendon, sé que solías ser mormón, pero-
-Cállate Alice – dije señalándola con un dedo índice acusador.
-Ya me callé… - dijo ella como cerrando un cierre en su boca.
Nos quedamos un rato en silencio. A todo esto eran como las tres y media de la mañana.
-Tengo una duda existencial – comentó Alice rascándose distraídamente la cabeza.
-Dime… - contesté.
-¿Debería empezar a salir con él secretamente y que luego mágicamente todo se descubra, o debería dejar que Emily nos descubra besándonos o haciendo algo que lo incrimine? – preguntó.
-Creo que lo de la relación es más contundente – dije para empezar.
-Sí, es cierto – dijo Alice tomándolo como opción casi definitiva.
-Pero por otro lado, eso acabaría con la relación que tienes con Emily… ¿No crees? – pregunté frunciendo la boca y levantando ambas cejas.
-Cierto – dijo Alice señalándome en aprobación – Estoy perdida – agregó luego.
-Creo que deberías provocarlo y luego que Emily los descubra. Entonces puedes defenderte diciendo que él te atacó… - pensé rápidamente.
-Brendon: eres un genio – dijo Alice sonriendo.
-Ay, ya basta, me avergüenzas – dije en forma dramática.
Alice se rió con ganas, pero muda.
-Brendon… - dijo luego.
-Alice… - la imité.
-¡No seas tonto! – dijo riéndose - ¿Puedo dormir aquí? No tengo ganas de ir hasta mi cuarto… - preguntó bostezando.
-Sí, claro – dije levantando las mantas para que se meta dentro de la cama.
Ella se metió a mi lado, y se hizo un bollito rodeando sus brazos en mi torso. Yo apagué la luz y me metí del todo en la cama.
-Alice… - susurré.
-¿Mmhmm…? – dijo ella, ya medio dormida.
-Tienes los pies helados… - comenté en un susurro.
Sentí cómo sonreía mientras me estrechaba con más fuerza.

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