EPILOGO: “YOU KNOW IT WILL ALWAYS JUST BE ME”
-¿Qué? ¿Por qué? – preguntó Alice. Y mientras se iba hacia la cocina, arrastrada por el agarre de Emily, Alice moduló: “Te salvó la campana, amigo”, luego se llevó los dedos mayor e índice a cada uno de sus ojos (con la mano libre) y me señaló.
-Alice, tienes problemas… - dije en voz baja. Me acerqué a la puerta de la cocina (que estaba abierta), y me quedé bien cerca para escuchar la conversación que las dos mujeres estaban llevando.
-No puedes estar hablando en serio, Emily… – escuché que Alice decía.
-¡Te lo juro! Fue de repente, como si en verdad siempre hubiese estado convencida de ello. – Contestaba Emily.
-Recuérdame que tengo que reclamar mi derecho a golpearte cuando todo haya acabado – Alice siempre había sido tan cariñosa.
No comprendía sobre qué hablaban, pero estaba completamente seguro que no quería saber nada de ello. Las conversaciones de las mujeres suelen ser muy complicadas. Y si mezclas a Alice en le medio, te da una combinación explosiva. No, gracias.
-¿“Cuando acabe”? ¿Qué quieres decir? – cuestionó Emily.
-Ay, por Dios, no puedo seguir viviendo así… – dijo Alice saliendo de la cocina, poniendo sus ojos en blanco.
Me pasó volando por al lado, y se fue derecho hasta su habitación; haciendo un ruido tremendo arrastrando su valija por el suelo. Vale la pena agregar que rayó todo el parqué. Shane se iba a enojar un poco (mucho) por eso.
-Lamento haber actuado como una idiota, siempre – dijo Emily saliendo de la cocina.
-¿A qué te refieres con “siempre”? – cuestioné.
-Me refiero a cómo pude estar tan ciega para no darme cuenta – contestó – Quiero decir, ¡me gustaba Ryan! ¡Por Dios! ¡¿Qué le vi?! – se preguntó riendo.
-Ryan es interesante cuando recién lo conoces – comenté sin saber qué decir.
-¿Te enamoró a ti también? –
-No es eso a lo que me refería, yo-
-Ya lo sé, Brendon. Estaba bromeando – sonrió con ganas – Es increíble que no me haya percatado. Era tan obvio; estuvo todo el tiempo delante de mí, y nunca lo vi… -
Entonces caí. Sí, Emily definitivamente se había dado cuenta que yo sentía algo por ella. Y ahora me tenía lástima. Por eso me había mandado a buscar a Alice y me hablaba ahora como si nada hubiese pasado.
-Soy un idiota – dije en voz alta.
-¿Y tú por qué? – inquirió Emily.
-Por nunca decirte cuánto te aprecio realmente – dije finalmente mirándola a los ojos.
-Pero, si me lo dices todo el tiempo, Bren. Somos amigos, ¿no? – dijo Emily.
-No entiendes Emily, yo de verdad te quiero, siempre, yo… - ella torció la cabeza como un cachorrito a quien alguien está intentando explicarle que no debe masticar las patas de las sillas.
-¡Ay por Dios! – grito Alice mientras entraba en la habitación – ¡Emily, no reconocerías una indirecta aunque bailara desnuda con un aro de ula-ula enfrente tuyo! – dijo parándose delante de ella, dándome la espalda.
Emily la miró sin comprender. Creo que fue la metáfora la que la perdió.
-¡Mujer! Mi amigo Brendon, aquí, te está diciendo que te ama. Pero no es lo suficientemente valiente para usar ese verbo. Ya sabes, no se llama “Boyd” por nada… - dijo señalándome.
-Gracias, Alice. Eres de verdadera ayuda – comenté por lo bajo.
-Cuando quieras – contestó ella.
-¡Ay, ya vete! – dije empujándola.
Alice se fue del living, y cuando volteé para volver a enfrentar a Emily, ella rodeó mi torso con sus brazos.
-¿Qué sucede? – pregunté abrazándola también.
-Brendon… - dijo enterrando su rostro en mi pecho.
No dije nada, sólo la abracé con más fuerza.
-Si tu fuiste un idiota por no poder decirme... – se detuvo un segundo – que me amas – agregó bajando un poco la voz - ¿Qué soy yo entonces? Si nunca noté que todo lo que siempre quise estuvo a mi lado… -
-Todo pasa por una razón, ¿no? – dije separándome un poco de ella, para poder mirarla.
-Claro – contestó dirigiendo su mirada al suelo entre nosotros.
Tomé su rostro por la barbilla para obligarla a mirarme.
-Te amo -
Sus mejillas estaban pintadas de un rojo chillón, y de lo cerca que estábamos podía escuchar los latidos de su corazón agitado. Claro que yo no estaba en una situación muy diferente. Por un momento me dejé llevar por sus ojos verdes, que comenzaron a acercarse más y más. Sé que no es lo que esperaban, pero así sucedió. Ella me besó a mí. En un momento estaba nadando en ese mar verde cristalino, y en el otro estaba perdido entre sus dulces labios.
-Alice, tienes problemas… - dije en voz baja. Me acerqué a la puerta de la cocina (que estaba abierta), y me quedé bien cerca para escuchar la conversación que las dos mujeres estaban llevando.
-No puedes estar hablando en serio, Emily… – escuché que Alice decía.
-¡Te lo juro! Fue de repente, como si en verdad siempre hubiese estado convencida de ello. – Contestaba Emily.
-Recuérdame que tengo que reclamar mi derecho a golpearte cuando todo haya acabado – Alice siempre había sido tan cariñosa.
No comprendía sobre qué hablaban, pero estaba completamente seguro que no quería saber nada de ello. Las conversaciones de las mujeres suelen ser muy complicadas. Y si mezclas a Alice en le medio, te da una combinación explosiva. No, gracias.
-¿“Cuando acabe”? ¿Qué quieres decir? – cuestionó Emily.
-Ay, por Dios, no puedo seguir viviendo así… – dijo Alice saliendo de la cocina, poniendo sus ojos en blanco.
Me pasó volando por al lado, y se fue derecho hasta su habitación; haciendo un ruido tremendo arrastrando su valija por el suelo. Vale la pena agregar que rayó todo el parqué. Shane se iba a enojar un poco (mucho) por eso.
-Lamento haber actuado como una idiota, siempre – dijo Emily saliendo de la cocina.
-¿A qué te refieres con “siempre”? – cuestioné.
-Me refiero a cómo pude estar tan ciega para no darme cuenta – contestó – Quiero decir, ¡me gustaba Ryan! ¡Por Dios! ¡¿Qué le vi?! – se preguntó riendo.
-Ryan es interesante cuando recién lo conoces – comenté sin saber qué decir.
-¿Te enamoró a ti también? –
-No es eso a lo que me refería, yo-
-Ya lo sé, Brendon. Estaba bromeando – sonrió con ganas – Es increíble que no me haya percatado. Era tan obvio; estuvo todo el tiempo delante de mí, y nunca lo vi… -
Entonces caí. Sí, Emily definitivamente se había dado cuenta que yo sentía algo por ella. Y ahora me tenía lástima. Por eso me había mandado a buscar a Alice y me hablaba ahora como si nada hubiese pasado.
-Soy un idiota – dije en voz alta.
-¿Y tú por qué? – inquirió Emily.
-Por nunca decirte cuánto te aprecio realmente – dije finalmente mirándola a los ojos.
-Pero, si me lo dices todo el tiempo, Bren. Somos amigos, ¿no? – dijo Emily.
-No entiendes Emily, yo de verdad te quiero, siempre, yo… - ella torció la cabeza como un cachorrito a quien alguien está intentando explicarle que no debe masticar las patas de las sillas.
-¡Ay por Dios! – grito Alice mientras entraba en la habitación – ¡Emily, no reconocerías una indirecta aunque bailara desnuda con un aro de ula-ula enfrente tuyo! – dijo parándose delante de ella, dándome la espalda.
Emily la miró sin comprender. Creo que fue la metáfora la que la perdió.
-¡Mujer! Mi amigo Brendon, aquí, te está diciendo que te ama. Pero no es lo suficientemente valiente para usar ese verbo. Ya sabes, no se llama “Boyd” por nada… - dijo señalándome.
-Gracias, Alice. Eres de verdadera ayuda – comenté por lo bajo.
-Cuando quieras – contestó ella.
-¡Ay, ya vete! – dije empujándola.
Alice se fue del living, y cuando volteé para volver a enfrentar a Emily, ella rodeó mi torso con sus brazos.
-¿Qué sucede? – pregunté abrazándola también.
-Brendon… - dijo enterrando su rostro en mi pecho.
No dije nada, sólo la abracé con más fuerza.
-Si tu fuiste un idiota por no poder decirme... – se detuvo un segundo – que me amas – agregó bajando un poco la voz - ¿Qué soy yo entonces? Si nunca noté que todo lo que siempre quise estuvo a mi lado… -
-Todo pasa por una razón, ¿no? – dije separándome un poco de ella, para poder mirarla.
-Claro – contestó dirigiendo su mirada al suelo entre nosotros.
Tomé su rostro por la barbilla para obligarla a mirarme.
-Te amo -
Sus mejillas estaban pintadas de un rojo chillón, y de lo cerca que estábamos podía escuchar los latidos de su corazón agitado. Claro que yo no estaba en una situación muy diferente. Por un momento me dejé llevar por sus ojos verdes, que comenzaron a acercarse más y más. Sé que no es lo que esperaban, pero así sucedió. Ella me besó a mí. En un momento estaba nadando en ese mar verde cristalino, y en el otro estaba perdido entre sus dulces labios.
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