Cap. XII : “THE LAST SUPPER”
Pete tomó su celular y marcó el número de Agus (sí, porque el enfermito se lo aprendió de memoria); al parecer la llamaba todos los días, o algo…
-Hi! – empezó Pete, en cuanto le atendieron – I’m Pete Wen- pero no terminó la frase – She hung up – dijo casi con lágrimas en los ojos.
-¡Ay, dame! – le dijo Mery arrebatándole el teléfono de sus manitas.
-Aguuuussss…! – le dijo Mery al teléfono ni bien le atendieron.
-¿Qué queré’ Mikey? – le contestó su hermana al otro lado del teléfono.
-No, no… todavía no me cambié el nombre, queridita. Y cuidadito con lo que decís porque estás en altavoz. – le contestó su hermanita - ¿Y qué hace Mikey en Los Ángeles? –
-¿Quién soy? ¿García? – le dijo Agus – No sé qué mierda está haciendo Mikey acá, supongo que le vino a traer cereales a Gerard, o algo… ¿Si soy Penélope vos sos Morgan? –
-¡No! ¡Todavía puedo ser Hotch, che! –
-¡HOTCH! – gritaron Aye y Mery.
-Ah, estamos todos… ¿Están teniendo una reunioncita? – preguntó Agus.
-Social gathering! Social gathering! – volvieron a gritar las dos loquitas.
-¿Qué les pasa? –
-Okay, Pete está llorando que quiere tu amor. Y además, estamos para hablar del contrato… porque-
-Ay, decile que sí y que me deje de romper las pelotas. ¡FRANKIE HACETE HOMBRE! ¡SALTÁ! ¡SALTÁ! – Agus le estaba gritando a alguien, aparentemente sobre una especie de videojuego, o estaban haciendo algo realmente raro del otro lado del teléfono – No te la puedo… Frankie me acaba de perder la última vida que tanto cuidé durante más de quince niveles… Es un turro. Decile a Pete que me mande el contrato por mail y que si las tiene que azotar para que escriban, yo lo autorizo… ¡XO! – y el sonido del tono después que Agus cortó quedó sonando en el ambiente por bastante tiempo.
-Qué groxxa mi hermana. La mejor manager del mundo… - dijo Mery, sarcásticamente (creo que no hacía falta aclarar, pero bueno).
-What did she say? What did she say? What did she say? – preguntó Pete hecha una loquita.
Mery iba a contestarle, pero el teléfono de Pete sonó. Mery atendió, y por el altavoz se escuchó la voz de Agus diciendo:
-Pete: I-HATE-YOU! – y volvió a cortar.
La más garca. Es lo más.
Pete no sabía dónde meterse para ocultar sus lágrimas de humillación.
-So…? What did she say? – preguntó Pete para desviar la conversación de él.
-That she hates you… - contestó Brendon, el muy guacho.
Mery y Aye le chocaron, cada una, una mano a Brendon. Y después hicieron su saludito loco…
-Mucho tiempo con Brendon nos hizo mal… - dijo Aye poniéndose seria de pronto. Sorprendente, sí, pero cierto.
-Basically, she said that you can mail her the contract. And in the meantime we get to write the album you want so bad… - le dijo Mery con cara de “te quiero cagar a trompadas a vos, y a mi hermana”.
-Are you kids staying for dinner? – salió Regan de la cocina, toda como… mmm… ¿“drogada” es la palabra?
Aye y Mery miraron a Shane mientras salía de la cocina.
-What? She have some tea and… maybe one pill – dijo Shane – or two… - agregó – I’m just keeping her safe, okay? – se atacó. Otro más que se ataca.
-I don’t think the guys have time to-
-We’d love to – lo interrumpió Siska a Brendon, sonriendo maliciosamente.
Brendon lo miró con odio. En eso, se abre la puerta, y entra Alice. ¿Qué? ¿Por qué Alice tiene la llave de la casa de Brendon? En fin, la cuestión es que entró con una bolsa de pan. ¡¿Una bolsa de pan?! ¿Qué le está pasando a esta chica?
-I bought more bread, ‘cause I thought Aye would’ve ate it by now – dijo Alice con una sonrisa de pendejo que fue por primera vez a Disney.
-¡Mala amiga! – le gritó Aye, aparentemente dolida. – Y yo que casi digo que eras mi héroa… Qué mal, qué mal… -
Así que, después de la entrada triunfal de Alice en el mundo de la locura, donde Pete Wentz llora por hermanas malvadas, y una Aye está con un sombrero en la cabeza las veinticuatro horas del día, comenzó la cena. La última cena… (chan, chan, chan).
Es el título…
¿No?
Okay…
Al cabo que ni quería.
-Where have you been? – le preguntó Brendon a Alice con expresión preocupada.
-Around…? With… an… old friend? – le contestó Alice.
-Allan! He’s still alive? – le dijo Joe, su fiel, y honesto hermano – That weirdo had a thing for you back in the days… -
-Oh, thank you Joe. Really – le dijo su hermana.
-Anything to make Brendon feel stupid – le contestó Joe, que no ligó un golpe nomás porque estaba lejos de Brendon.
Y porque la última vez que quisieron golpearse, les ganaron los inmuebles.
-Okay… - dijo Brendon que no sabía dónde carajo meterse.
-We’re just friends… - le dijo Alice para calmarlo un poquito.
-You used to say the same thing about Brendon – le dijo Joe.
-Stop it! – le gritó Alice – It’s not true… I never said that – le dijo Alice a Brendon, que se había quedado tildado mirando al noroeste con un pequeño tic iniciando en su ojo izquierdo.
-Somebody lay the table…! – gritó Regan desde la cocina.
Aye y Mery salieron corriendo, porque nadie quería volver a ver a Regan enojada. No después de lo del pan. Entre todos tendieron la mesa, sin romper nada –esta vez- y luego se sentaron para disfrutar la comidita rica de Regan. Si sueno enojado, es porque lo estoy. No puedo comer, no vale. Es injusto. Odio mi vida…
En fin… Brendon seguía semi-catatónico, después de la confesión de Alice (o Joe). Mientras comían, Pete los estuvo atacando, preguntando sobre a dónde querían llevar la banda, qué tipo de música planeaban tocar, y cosas por el estilo que a Aye y a Mery no les interesaban. Hasta que llegaron al tópico importante: dónde iban a escribir. Era importante el dónde.
Todos, menos las papas noisette, quería quedarse con Brendon y Spencer. Iba a ser divertido escribir con los dos nabitos.
-No can do, girls – dijo Pete – Brendon and Spencer still have to figure some things out. And since you have so much fun around each other, it would be better, for your work, for them to stay out of it – Pete es un mala-onda.
-Pete… te odio – le dijeron las dos a la vez.
-Come again? – preguntó Pete.
-I-HATE-YOU! – le gritaron las dos de nuevo.
-We can help you with the writing… - dijo William, siempre tan solidario.
-¡SÍ! – gritaron las dos, como dos perras bastardas súper emocionadas.
-Was that a “yes”? – preguntó William riéndose de ellas.
-Guess it was… - le susurró Siska a su amigo.
-You can’t change me! – les gritó Brendon saliendo de su ensimismamiento.
-Just take a look – le dijo Joe – I say “yes”, too – agregó la papa noisette rockera...?
-¿No es la “rebelde”? – preguntó Aye.
¡Lo que sea!
Joe chocó una mano con Siska por detrás de William. De repente apareció Dawn “La Ardilla” Brendina, y se posó sobre el hombro de Joe.
-Rat! – gritó Siska.
-Where?! – gritó Joe mirando para todos lados.
-It’s not a rat, it’s a squirrel – lo corrigió su amigo William.
-And her name is Dawn… Pay some respect – le dijo Aye.
La cara que le puso Siska fue impagable. Indescriptible.
-Anyways… we haven’t say “where” yet – dijo James, de repente apareciendo en escena. Como siempre.
-We can go to San Bernardino – sugirió Alice.
Todos estuvieron de acuerdo con la idea de Alice. Esto se estaba poniendo demasiado raro. Sonó el celular de Joe. ¿Qué cómo sabía que era el celular de Joe? Un narrador lo sabe…
-Hello? – atendió Joe, haciéndose el boludo, como siempre – Sarah? What are you doing there, you crazy cousin? – preguntó a la persona al otro lado del teléfono: aparentemente su prima: Sarah.
-Sarah? – preguntó Alice – Give me! Give me! Give me! – le gritó a su hermano extendiendo los brazos para que le pase el celular.
Joe, con un poco de miedo, le dio el celular a Alice. Alice, con celular en mano, se levantó y se fue a hablar a otro lado. Como a la media hora, volvió Alice, y se enfrentó a la típica cena familiar. Joe y Brendon tirándose indirectas y molestándose todo el tiempo. Regan intentando no matar a nadie. Dawn estaba haciendo un show especial de flechas con llamas sólo para Siska –sí, porque ya le echó el ojo al bajista-, porque es una babosa. Y William, que todavía estaba sorprendido de ser parte de aquel circo en el que tan de casualidad se habían metido., sólo miraba el espectáculo que se sucedía. Creo que Pete todavía estaba mal por el “I-HATE-YOU!” de las chicas, pero… ya fue. Es Pete.
-We have to go – dijo Alice al llegar – Now. –
-Why? – preguntaron todos a la vez.
-‘Cause Sarah’s there, in San Bernardino… In the porch… Been there for like a week… - contó Alice.
-Why didn’t she call me earlier? – preguntó Joe.
-Geez, I don’t know… maybe ‘cause she’s Sarah? – le contestó su hermana.
-I drive you! – gritó Brendon tomando la oportunidad que tenía enfrente.
-¿De qué estás hablando, Narry? – me preguntó Mery.
No sé… sonaba bien.
-Brendon, no – le dijo Pete.
-They can’t go in Joe’s car… They’re too many – dijo Brendon señalando específicamente a William y Siska.
-We can get the whole band together and go another day… - le dijo Siska, solo para meter púa.
-No you can’t! – le gritó Brendon. – I’m taking some of you and that’s my final word! – nadie le contestó.
Brendon estaba sacadísimo. Como loca.
Alice estaba contando algo con las manos.
-Brendon’s right, we can’t go all in my brother’s car – explicó, como si alguien no lo hubiese entendido – There’s only four seats and five of us… - estaba más perdida que Jesús en Hanukkah.
-Sis, we can go in my car – le explicó Joe señalando la banda – But if we have to take them – agregó señalando a Weckett y Sisky – we don’t fit.
-But we are five… and – Alice se miraba la mano intentando comprender qué era lo que pasaba.
-Unlike what movies say: three people can seat in the backseat, darling… - le explicó su hermano tratando de no levantarse para golpearla. Es algo así como que no tenía ganas de levantarse, punto.
Así que, así estaba la cosa: Brendon iba a llevar a alguien, de preferencia no a Joe, sí a Aye, si podía a Alice. Y si podía, no a Siska; todavía le tenía algo de miedito. Un poquito nomás. Habían empacado sus cosas y estaban listos para subirse a sus respectivos vehículos. Lo que Brendon no sabía era que todo lo que estaba planeando sobre a quién llevar, no le iba a servir para nada.
-Hi! – empezó Pete, en cuanto le atendieron – I’m Pete Wen- pero no terminó la frase – She hung up – dijo casi con lágrimas en los ojos.
-¡Ay, dame! – le dijo Mery arrebatándole el teléfono de sus manitas.
-Aguuuussss…! – le dijo Mery al teléfono ni bien le atendieron.
-¿Qué queré’ Mikey? – le contestó su hermana al otro lado del teléfono.
-No, no… todavía no me cambié el nombre, queridita. Y cuidadito con lo que decís porque estás en altavoz. – le contestó su hermanita - ¿Y qué hace Mikey en Los Ángeles? –
-¿Quién soy? ¿García? – le dijo Agus – No sé qué mierda está haciendo Mikey acá, supongo que le vino a traer cereales a Gerard, o algo… ¿Si soy Penélope vos sos Morgan? –
-¡No! ¡Todavía puedo ser Hotch, che! –
-¡HOTCH! – gritaron Aye y Mery.
-Ah, estamos todos… ¿Están teniendo una reunioncita? – preguntó Agus.
-Social gathering! Social gathering! – volvieron a gritar las dos loquitas.
-¿Qué les pasa? –
-Okay, Pete está llorando que quiere tu amor. Y además, estamos para hablar del contrato… porque-
-Ay, decile que sí y que me deje de romper las pelotas. ¡FRANKIE HACETE HOMBRE! ¡SALTÁ! ¡SALTÁ! – Agus le estaba gritando a alguien, aparentemente sobre una especie de videojuego, o estaban haciendo algo realmente raro del otro lado del teléfono – No te la puedo… Frankie me acaba de perder la última vida que tanto cuidé durante más de quince niveles… Es un turro. Decile a Pete que me mande el contrato por mail y que si las tiene que azotar para que escriban, yo lo autorizo… ¡XO! – y el sonido del tono después que Agus cortó quedó sonando en el ambiente por bastante tiempo.
-Qué groxxa mi hermana. La mejor manager del mundo… - dijo Mery, sarcásticamente (creo que no hacía falta aclarar, pero bueno).
-What did she say? What did she say? What did she say? – preguntó Pete hecha una loquita.
Mery iba a contestarle, pero el teléfono de Pete sonó. Mery atendió, y por el altavoz se escuchó la voz de Agus diciendo:
-Pete: I-HATE-YOU! – y volvió a cortar.
La más garca. Es lo más.
Pete no sabía dónde meterse para ocultar sus lágrimas de humillación.
-So…? What did she say? – preguntó Pete para desviar la conversación de él.
-That she hates you… - contestó Brendon, el muy guacho.
Mery y Aye le chocaron, cada una, una mano a Brendon. Y después hicieron su saludito loco…
-Mucho tiempo con Brendon nos hizo mal… - dijo Aye poniéndose seria de pronto. Sorprendente, sí, pero cierto.
-Basically, she said that you can mail her the contract. And in the meantime we get to write the album you want so bad… - le dijo Mery con cara de “te quiero cagar a trompadas a vos, y a mi hermana”.
-Are you kids staying for dinner? – salió Regan de la cocina, toda como… mmm… ¿“drogada” es la palabra?
Aye y Mery miraron a Shane mientras salía de la cocina.
-What? She have some tea and… maybe one pill – dijo Shane – or two… - agregó – I’m just keeping her safe, okay? – se atacó. Otro más que se ataca.
-I don’t think the guys have time to-
-We’d love to – lo interrumpió Siska a Brendon, sonriendo maliciosamente.
Brendon lo miró con odio. En eso, se abre la puerta, y entra Alice. ¿Qué? ¿Por qué Alice tiene la llave de la casa de Brendon? En fin, la cuestión es que entró con una bolsa de pan. ¡¿Una bolsa de pan?! ¿Qué le está pasando a esta chica?
-I bought more bread, ‘cause I thought Aye would’ve ate it by now – dijo Alice con una sonrisa de pendejo que fue por primera vez a Disney.
-¡Mala amiga! – le gritó Aye, aparentemente dolida. – Y yo que casi digo que eras mi héroa… Qué mal, qué mal… -
Así que, después de la entrada triunfal de Alice en el mundo de la locura, donde Pete Wentz llora por hermanas malvadas, y una Aye está con un sombrero en la cabeza las veinticuatro horas del día, comenzó la cena. La última cena… (chan, chan, chan).
Es el título…
¿No?
Okay…
Al cabo que ni quería.
-Where have you been? – le preguntó Brendon a Alice con expresión preocupada.
-Around…? With… an… old friend? – le contestó Alice.
-Allan! He’s still alive? – le dijo Joe, su fiel, y honesto hermano – That weirdo had a thing for you back in the days… -
-Oh, thank you Joe. Really – le dijo su hermana.
-Anything to make Brendon feel stupid – le contestó Joe, que no ligó un golpe nomás porque estaba lejos de Brendon.
Y porque la última vez que quisieron golpearse, les ganaron los inmuebles.
-Okay… - dijo Brendon que no sabía dónde carajo meterse.
-We’re just friends… - le dijo Alice para calmarlo un poquito.
-You used to say the same thing about Brendon – le dijo Joe.
-Stop it! – le gritó Alice – It’s not true… I never said that – le dijo Alice a Brendon, que se había quedado tildado mirando al noroeste con un pequeño tic iniciando en su ojo izquierdo.
-Somebody lay the table…! – gritó Regan desde la cocina.
Aye y Mery salieron corriendo, porque nadie quería volver a ver a Regan enojada. No después de lo del pan. Entre todos tendieron la mesa, sin romper nada –esta vez- y luego se sentaron para disfrutar la comidita rica de Regan. Si sueno enojado, es porque lo estoy. No puedo comer, no vale. Es injusto. Odio mi vida…
En fin… Brendon seguía semi-catatónico, después de la confesión de Alice (o Joe). Mientras comían, Pete los estuvo atacando, preguntando sobre a dónde querían llevar la banda, qué tipo de música planeaban tocar, y cosas por el estilo que a Aye y a Mery no les interesaban. Hasta que llegaron al tópico importante: dónde iban a escribir. Era importante el dónde.
Todos, menos las papas noisette, quería quedarse con Brendon y Spencer. Iba a ser divertido escribir con los dos nabitos.
-No can do, girls – dijo Pete – Brendon and Spencer still have to figure some things out. And since you have so much fun around each other, it would be better, for your work, for them to stay out of it – Pete es un mala-onda.
-Pete… te odio – le dijeron las dos a la vez.
-Come again? – preguntó Pete.
-I-HATE-YOU! – le gritaron las dos de nuevo.
-We can help you with the writing… - dijo William, siempre tan solidario.
-¡SÍ! – gritaron las dos, como dos perras bastardas súper emocionadas.
-Was that a “yes”? – preguntó William riéndose de ellas.
-Guess it was… - le susurró Siska a su amigo.
-You can’t change me! – les gritó Brendon saliendo de su ensimismamiento.
-Just take a look – le dijo Joe – I say “yes”, too – agregó la papa noisette rockera...?
-¿No es la “rebelde”? – preguntó Aye.
¡Lo que sea!
Joe chocó una mano con Siska por detrás de William. De repente apareció Dawn “La Ardilla” Brendina, y se posó sobre el hombro de Joe.
-Rat! – gritó Siska.
-Where?! – gritó Joe mirando para todos lados.
-It’s not a rat, it’s a squirrel – lo corrigió su amigo William.
-And her name is Dawn… Pay some respect – le dijo Aye.
La cara que le puso Siska fue impagable. Indescriptible.
-Anyways… we haven’t say “where” yet – dijo James, de repente apareciendo en escena. Como siempre.
-We can go to San Bernardino – sugirió Alice.
Todos estuvieron de acuerdo con la idea de Alice. Esto se estaba poniendo demasiado raro. Sonó el celular de Joe. ¿Qué cómo sabía que era el celular de Joe? Un narrador lo sabe…
-Hello? – atendió Joe, haciéndose el boludo, como siempre – Sarah? What are you doing there, you crazy cousin? – preguntó a la persona al otro lado del teléfono: aparentemente su prima: Sarah.
-Sarah? – preguntó Alice – Give me! Give me! Give me! – le gritó a su hermano extendiendo los brazos para que le pase el celular.
Joe, con un poco de miedo, le dio el celular a Alice. Alice, con celular en mano, se levantó y se fue a hablar a otro lado. Como a la media hora, volvió Alice, y se enfrentó a la típica cena familiar. Joe y Brendon tirándose indirectas y molestándose todo el tiempo. Regan intentando no matar a nadie. Dawn estaba haciendo un show especial de flechas con llamas sólo para Siska –sí, porque ya le echó el ojo al bajista-, porque es una babosa. Y William, que todavía estaba sorprendido de ser parte de aquel circo en el que tan de casualidad se habían metido., sólo miraba el espectáculo que se sucedía. Creo que Pete todavía estaba mal por el “I-HATE-YOU!” de las chicas, pero… ya fue. Es Pete.
-We have to go – dijo Alice al llegar – Now. –
-Why? – preguntaron todos a la vez.
-‘Cause Sarah’s there, in San Bernardino… In the porch… Been there for like a week… - contó Alice.
-Why didn’t she call me earlier? – preguntó Joe.
-Geez, I don’t know… maybe ‘cause she’s Sarah? – le contestó su hermana.
-I drive you! – gritó Brendon tomando la oportunidad que tenía enfrente.
-¿De qué estás hablando, Narry? – me preguntó Mery.
No sé… sonaba bien.
-Brendon, no – le dijo Pete.
-They can’t go in Joe’s car… They’re too many – dijo Brendon señalando específicamente a William y Siska.
-We can get the whole band together and go another day… - le dijo Siska, solo para meter púa.
-No you can’t! – le gritó Brendon. – I’m taking some of you and that’s my final word! – nadie le contestó.
Brendon estaba sacadísimo. Como loca.
Alice estaba contando algo con las manos.
-Brendon’s right, we can’t go all in my brother’s car – explicó, como si alguien no lo hubiese entendido – There’s only four seats and five of us… - estaba más perdida que Jesús en Hanukkah.
-Sis, we can go in my car – le explicó Joe señalando la banda – But if we have to take them – agregó señalando a Weckett y Sisky – we don’t fit.
-But we are five… and – Alice se miraba la mano intentando comprender qué era lo que pasaba.
-Unlike what movies say: three people can seat in the backseat, darling… - le explicó su hermano tratando de no levantarse para golpearla. Es algo así como que no tenía ganas de levantarse, punto.
Así que, así estaba la cosa: Brendon iba a llevar a alguien, de preferencia no a Joe, sí a Aye, si podía a Alice. Y si podía, no a Siska; todavía le tenía algo de miedito. Un poquito nomás. Habían empacado sus cosas y estaban listos para subirse a sus respectivos vehículos. Lo que Brendon no sabía era que todo lo que estaba planeando sobre a quién llevar, no le iba a servir para nada.
*Not knowing you'd change for just one bite...*
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